La España orwelliana de Sánchez

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño A CONTRACORRIENTE

OPINIÓN

Alberto Ortega | Europa Press

16 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza». Eso es lo que estaba grabado en el frontispicio de la enorme fachada de cemento armado, blanco y reluciente, del Ministerio de la Verdad. Así describe George Orwell en su obra 1984 aquel gigantesco edificio piramidal, del que se decía que albergaba más de tres mil habitaciones. El trabajo de Winston Smith en esa brutal estructura burocrática consistía en reescribir la historia y las noticias publicadas en los medios de comunicación para adaptarlas a la verdad exclusiva del Partido Único. «El Partido dijo que Oceanía nunca había sido aliada de Eurasia. Winston sabía que Oceanía había estado aliada con Eurasia cuatro años antes. Pero, ¿dónde constaba ese conocimiento? Si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad». El que controla el pasado, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado. Ese era el lema del Partido. La clave para ese «control de la realidad» era la «neolengua». Si el Gran Hermano hacía una predicción que resultaba ser incorrecta, los empleados del Ministerio de la Verdad debían corregir el registro para que fuera precisa.

Pedro Sánchez ha leído muy bien a Orwell. Y por eso le resbalan los datos macroeconómicos o las objeciones a sus alianzas. Él controla la Verdad y dispone de la neolengua. Todos los organismos dicen que sus previsiones de crecimiento del PIB son disparatadas. Pero él no solo las mantiene, sino que inventa un nuevo indicador, «el PIB diario», que nadie sabe lo que es, para que lo que dice se convierta en la Verdad. Y si es el INE el que desmiente sus previsiones, crea un foro para cambiar el concepto de PIB y que no se mida ya con datos económicos, sino con aspectos como bienestar social, desigualdad o sostenibilidad. No falla él. Falla el método para medir lo que dice.

Sánchez ha prometido que pagaremos este año lo mismo en la factura de la luz que en el 2018. Para que eso ocurriera, la luz debería bajar un 40 % en mes y medio. Pero a Sánchez no le preocupa, porque la neolengua ya permitirá que la realidad se adapte a su discurso cuando toque. Y por eso mismo puede decir que España «va mejor» aunque suba todo; insistir en que su Gobierno es «socialdemócrata» aunque sus ministros socios de coalición sean comunistas, o decir en Bruselas que bajará las pensiones y en España que las subirá. Es el concepto del doblepensar, facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, que también adelantó Orwell en 1984. El Ministerio de la Verdad ha dictado, por ejemplo, que los terroristas e independentistas no son terroristas ni independentistas, sino «progresistas», por lo que no hay problema en que la «socialdemocracia» pacte con ellos. Y así, para volver a gobernar, a Sánchez le bastará hacer con un número suficiente de españoles lo que el Partido hizo con Winston: que admitan que 2+2=5 es un enunciado verdadero.