Nicaragua: ¿para eso aguantamos todas aquellas balas?

Cristóbal Ramírez AL DÍA

OPINIÓN

Jorge Torres | Efe

07 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy se celebran elecciones en Nicaragua. En 1983, la guerrilla financiada por Estados Unidos con la caja B —llamada la contra— atacaba el pequeño país centroamericano. El objetivo era derrocar al régimen sandinista, que pocos años antes había terminado a tiro limpio y con mucha sangre inocente con una de las dictaduras más terribles de América Latina.

Los periodistas —entre ellos, el firmante— llegaban todos los días a Managua para informar al mundo de aquella ilegal agresión, salvaje como pocas, contra un país que empezaba a salir de la pesadilla, un país ilusionado dentro de su pobreza: se repartieron tierras de los latifundistas, se crearon brigadas populares de autodefensa —la contra llegó a cortar pechos de las mujeres de las aldeas que conquistaban durante unas horas—, se emprendió una gran campaña de alfabetización que fue un ejemplo para todo el mundo y otra de vacunación infantil…

Allí los periodistas aguantamos tiros en el frente, permanecimos tirados en las trincheras imposibilitados de movernos por los tiroteos, cruzamos arrastrándonos zonas batidas por francotiradores y a punto estuvimos de capotar en una avioneta realmente cutre de la Segunda Guerra Mundial.

Pero era todo un pueblo el que quería vivir en libertad, amenazado por el gigante del Norte, que llegó a suministrar armas de la OTAN (ametralladoras calibre 7,62) a la contra. Y al frente de ese pueblo, dirigiéndolo, un grupo de hombres muy jóvenes dispuestos a dejarse la vida en la empresa.

Uno de ellos era un ilusionante y popular Daniel Ortega. Hoy es un dictador. Un colega norteamericano me decía hace un par de días: «¿Para qué aguantamos todas aquellas balas y comíamos lo que podíamos en la selva? ¿Para allanarle el camino a otra dictadura?».