Sanidad gallega tras la pandemia: generar confianza

Francisco Martelo PRESIDENTE DE LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE GALICIA

OPINIÓN

CARLOS CORTÉS

05 nov 2021 . Actualizado a las 06:59 h.

La pandemia hizo priorizar la utilización de los recursos. Obligó al establecimiento de importantes cambios estructurales en el sector sanitario para hacer frente a una situación de guerra. El éxito de las vacunas ha disminuido de forma exponencial el número de pacientes agudos, aunque siguen necesitando atención médica miles de personas con secuelas tras haber padecido la infección por covid-19.

No obstante, parece llegado el momento de resolver las patologías de los pacientes que habían quedado estabulados en las listas de espera, por razón de la pandemia, al tiempo que es necesario reorganizar la asistencia presencial en los centros de salud.

Según el informe Estadísticas sanitarias mundiales 2020, de la OMS, entre 2010 y 2018 España ha contado con una cifra de profesionales sanitarios similar a la de países vecinos como Portugal, Italia o el Reino Unido. La de los médicos está en el límite de aceptabilidad y la de enfermeros es insuficiente. Sin embargo, en este final del 2021, en nuestra autonomía la situación se ha complicado mucho más, porque no hay suficientes médicos y enfermeros en las listas de contratación.

La situación ha dado lugar a que los diferentes bandos políticos se tiren a la cabeza los presupuestos de sanidad y las ofertas de empleo estable. Como siempre, para unos las inversiones más altas que nunca; para otros, un estado de parálisis en las partidas estimadas. Surge la posible creación, por parte de la consellería, de nuevas categorías profesionales con la intención de ampliar el marco de actuación asistencial de los trabajadores. Para unos, polivalencia, una solución inmediata necesaria; para otros, explotación de los profesionales. También se anuncia la posibilidad de formar administrativos para que puedan realizar un encorsetado interrogatorio clínico al futuro paciente y, a partir de las respuestas, que sea el burócrata, el que decida su camino asistencial. Para la consellería, asidero en la penuria de facultativos; para los colegios oficiales de médicos es pasar por alto la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias, intrusismo y riesgo para los ciudadanos.

Complicada situación. No creo que encuentren la vara milagrosa para resolverla. Es necesaria la capacidad de reflexión. Los médicos hospitalarios y de los centros de salud deben replantearse las formas de trabajo en esta etapa post pandemia. Los políticos deben preguntar a los profesionales, que son los que se enfrentan cada día a la tarea sanitaria. Aumenten el presupuesto de los médicos de familia. Implíquenlos en la toma de decisiones. Consensúen equipos de trabajo. Compartan el éxito con ellos. Si no lo hacen, ustedes, dirigentes, se quedarán solos con el fracaso y con un mayor sufrimiento para los pacientes.