Debate: ¿Qué le parece que la futura ley antitabaco prevea subir las cajetillas a diez euros y prohibir fumar en espacios libres?

El Ministerio de Sanidad trabaja en una nueva ley antitabaco que prohibirá su consumo en lugares públicos y subirá el precio de los cigarrillos

La cruzada antitabaco, con la prohibición de fumar en terrazas para impedir la propagación del coronavirus y el constante aumento del precio de los cigarrillos, podría endurecerse con una nueva ley que está preparando Sanidad con el objetivo de que disminuya su consumo. Los especialistas médicos valoran positivamente las medidas en este sentido y exhortan a restringir la publicidad del tabaco y a desterrar su consumo especialmente de los lugares que frecuentan los jóvenes. Para los hosteleros, uno de los colectivos más afectados por las restricciones del covid, fumar debe formar parte de la libertad de cada persona y hacerlo en terrazas no debería ser un problema, al estar al aire libre y ventiladas, aunque piden que haya respeto y civismo.


A favor

Deja subir el precio del tabaco, ten visión de futuro

el tabaquismo es una enfermedad crónica adictiva que afecta al 25-28 % de la población gallega, y causa tantas enfermedades y tantas muertes prematuras que los que nos dedicamos a la medicina solo podemos desear que desaparezca. Ese es el motivo por el que pedimos continuamente que aumente la legislación del tabaco, ya que sabemos que tiene un impacto positivo en la reducción del consumo. Con la ley antitabaco del 2006, y su modificación en el 2010, se logró proteger a los expuestos pasivamente al humo del tabaco en lugares cerrados y de trabajo. Posteriormente, se inició la financiación parcial de algunos fármacos empleados en deshabituación tabáquica con el fin de ayudar a los que ya han caído en la adicción. Sin embargo, es muy poco lo que se hace en la prevención del inicio. Nuestra juventud continúa empezando a fumar.

Las medidas más eficaces para la reducción de su consumo son la subida de impuestos, el empaquetado neutro y la ampliación de espacios sin humo. Está demostrado que la subida del precio del tabaco es la medida más «coste-efectiva» para evitar el inicio del consumo en jóvenes. Según la OMS, una subida del 10 % del precio disminuye un 4 % el consumo en países con ingresos altos y un 8 % en países con ingresos medios-bajos. En ningún país de nuestro alrededor el precio del tabaco es tan bajo como en España.

Equiparar el precio al de los estados de nuestro entorno será, sin duda, disuasorio para los novatos en el hábito. Hace falta más control en la prohibición de venta a menores y deben incluirse además todos los productos relacionados con el tabaco -cigarrillo electrónico o tabaco calentado- en las mismas restricciones y subidas de impuestos.

Evitar las marcas, los colores atractivos, toda la publicidad y mostrar imágenes de los efectos nocivos del tabaco es también eficaz. Para seguir avanzando debemos proteger los espacios públicos que frecuentan los jóvenes, muy especialmente los deportivos, los de conciertos, las playas y las terrazas. Hay que desnormalizar la conducta de fumar. En los últimos meses y gracias al coronavirus, las terrazas han sido liberadas de este humo con la finalidad de evitar la transmisión del SARS-CoV-2, y, aunque la medida no se cumplía totalmente, lo cierto es que todo el mundo lo aceptó con normalidad y no pareció perjudicar ni a usuarios del tabaco ni a la hostelería. A nivel general todo el mundo estuvo contento con la medida, muy especialmente los no fumadores. El humo ambiental del tabaco perjudica y enferma a los que están alrededor, y más en el momento actual.

Dejar de fumar es posible y no es tan difícil como nos quieren hacer creer. Requiere planificación, determinación y persistencia, casi cabezonería. El síndrome de abstinencia es inevitable, pero por lo general no dura más de uno o dos meses. Hay tratamientos para ayudarnos en este proceso. No se asusten de que suba el tabaco, cuanto más caro, menos fumarán y más vivirán. Y lo más importante, menos fumarán nuestros jóvenes.

Autor Julia Tábara Rodríguez Miembro del servicio de Neumología del Chuac

En contra

La concienciación y la educación deben ser la base

La hostelería ha vivido durante este último año y medio uno de los peores capítulos de su historia, siendo el centro de todas las restricciones. Una de las muchas que se han impuesto durante todo este tiempo fue la acordada por el Consejo Interterritorial del Sistema de Salud el pasado 9 de junio, por la que se adoptó la prohibición de fumar en terrazas si no se respetaba la distancia de seguridad mínima de dos metros entre convivientes, que ahora amenaza con permanecer, a pesar de empezar a decaer progresivamente el resto de las restricciones.

Esta opción es del todo inadmisible, porque no es lógico que una medida que se establece para una situación de excepcionalidad, y en un contexto sanitario determinado, se fije de manera permanente sin un análisis serio de su impacto y sin haber seguido el proceso legislativo correspondiente. No se pueden tomar este tipo de decisiones desde la improvisación, sino que es necesario un estudio en profundidad de la situación, que se acompañe de informes serios y con entidad que analicen el impacto de la medida.

A día de hoy no ha habido ni siquiera un consenso en la adopción de las medidas, ya que algunas comunidades autónomas, durante la pandemia, han ido un paso más allá ampliando la prohibición a una prohibición total, independientemente de la distancia de seguridad, mientras que la mayoría, entre ellas Galicia, han optado por el acuerdo inicial. ¿Por qué no hay una postura coincidente en este sentido? ¿Se debe a la falta de evidencias científicas?

En una comparativa con Europa, salvo contadas excepciones, los países de nuestro entorno mantienen las terrazas como espacios de convivencia entre fumadores y no fumadores. ¿Hay una menor preocupación en estos países por la salud de sus ciudadanos que en el nuestro? Antes de la pandemia, esa misma escena se podía ver en nuestro país, estableciéndose las terrazas siempre como espacios de garantía. ¿Qué ha cambiado para que dejen de serlo? ¿Dónde están los informes que lo justifiquen? Las terrazas son espacios al aire libre y ventilados que garantizan los derechos individuales y la convivencia y respeto entre fumadores y no fumadores.

El cliente de hostelería no acude a los bares, cafeterías o restaurantes para consumir una bebida concreta; ni siquiera para degustar un determinado plato, sino que lo hace por vivir una experiencia completa, en la que los aspectos anteriormente citados tienen un peso clave, pero también lo tienen la ubicación del local, la decoración, el ambiente, el trato del personal… todos aquellos factores que le permiten vivir una experiencia agradable, y entre ellos está la posibilidad de fumar. Forma parte de la libertad de cada persona, que no le debe impedir convivir en espacios al aire libre con otros clientes. Como en muchos aspectos, el civismo y el respeto son claves para esta convivencia, y así ha sucedido siempre. Esa misma libertad la defendemos para todas aquellas empresas que quieran hacer de sus terrazas espacios libres de humo.

El uso del precio como elemento disuasorio para evitar el consumo es algo que se escapa a nuestro entendimiento y nos parece que también forma parte de esa incoherencia que ya hemos destacado. La concienciación y la educación debería ser la base para llegar a la sociedad, y no utilizar el precio como elemento para la disminución del consumo. El ciudadano ya está sufriendo un alza generalizada de los precios, por lo que no parece que atacar el bolsillo de los consumidores sea la opción más responsable.

Autor José Francisco Real Castro Presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de Galicia
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