¿Cree que es posible acabar con la prostitución?

El Gobierno quiere impulsar una ley para abolir la prostitución en España, pero ¿es posible?

La abogada Olatz Alberdi considera que, aunque se prohíba, será  mu difícil erradicar la prostitución. Por eso aboga por una regulación que imprima condiciones dignas a las mujeres que ejercen el oficio y persiga el latrocinio.

Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, da la bienvenida a una futura ley que, por primera vez, incluye castigos para clientes y proxenetas.


Regularla mejor que prohibirla

La prostitución en España es un gran negocio. Hay al menos tres burdeles por cada hospital público y somos el tercer país del mundo en prostitución. 

El Gobierno quiere regular la trata y la explotación sexual con una nueva ley que proteja a las víctimas forzosas y, como tal, parece positivo que se trate de poner coto a los graves abusos que se producen en este ámbito.

En este sentido, entiendo que la prostitución no es un trabajo digno, normalmente las mujeres que se dedican a ello no lo hacen por vocación, ni por deseo, están explotadas y se trata de una clara vejación del ser humano.

Nos referimos únicamente a las mujeres por ser la prostitución que mayoritariamente se produce, al ser en el caso de los hombres una actividad minoritaria.

Claramente, no se puede considerar un trabajo, en el sentido de que no es una actividad que a la sociedad en general le parezca digna y no preparamos a nuestros hijos para ello como una posible salida para ganarse la vida, como cualquier otra; de hecho, las mujeres que la han ejercido en su práctica totalidad manifiestan que no es algo que hayan realizado por voluntad propia, sino por necesidad imperiosa o por obligación.

Normalmente, las mujeres que acaban dedicándose a la prostitución lo hacen por no haber tenido otras posibilidades, por una desigualdad social de nacimiento, por no haber tenido acceso a la educación, etcétera.

En este sentido, lo ideal sería prohibirla, pero la realidad se impone y, a pesar de la prohibición, lo normal es que no desaparezca, como sucede con las drogas, de manera que entre el ser y el deber ser se impone una regulación que no impida a las mujeres realizarla, pero que quien la realice sea con las mayores garantías para su integridad, su salud y los derechos de toda índole que le afecten.

Entiendo que el objetivo es acabar con las mafias, los proxenetas, la explotación y la vulneración de derechos que se producen en estas situaciones, para ello deberían prohibirse las intermediaciones que solo conllevan al enriquecimiento de unos pocos y la falta de libertad de las prostitutas.

Así, en caso de que se legalizara, entiendo que deberían ser autónomas o estar organizadas de alguna forma de modo que solo ellas decidan cómo, cuándo, con quién y a qué precio.

De hecho, en una sentencia dictada en junio del 2021, el Tribunal Supremo rechaza efectivamente que se pueda ejercer la prostitución por cuenta ajena y solo incluye otras formas posibles de prostitución que sí podrían contemplarse en el sindicato: «Si se considera que la prostitución por cuenta propia sí es legal en nuestro ordenamiento, el sindicato Otras puede dar cabida a estas personas».

De hecho, la legislación penal española no permite trabajar como prostituta por cuenta ajena, ya que la figura de un posible empresario «en cuanto a proxeneta, queda criminalizada».

Autor Olatz Alberdi Socia de Aba Abogadas

El fin de la prostitución, más cerca

La prostitución es violencia contra las mujeres, y un privilegio masculino que ha de ser siempre abolido si queremos llegar a ser una sociedad completamente igualitaria. Siempre hemos de tener presente que tiene sus raíces en la desigualdad estructural de género y las distintas discriminaciones que posicionan a unas mujeres en situación de mayor vulnerabilidad social para verse abocadas a ser prostituidas. 

España ocupa el primer puesto en consumo de prostitución en Europa y el tercero del mundo; pero hoy, esta vulneración de los derechos humanos de las mujeres está más cerca de acabarse. Desde hace años, el PSOE ha mantenido una clara posición abolicionista del sistema prostitucional, pero ahora ha dado el deseado paso de promover de una vez por todas una ley integral que, además, plantea por primera vez el castigo a clientes y proxenetas. Sin ellos, tengámoslo claro, la prostitución no existiría.

Es más necesario que nunca señalar y castigar, sin ambigüedad alguna, a los auténticos responsables que prostituyen a las mujeres y mostrar la violencia del sistema prostitucional que convierte los cuerpos de las mujeres en objetos mercantilizables para satisfacer los deseos de otros. Es más necesario que nunca crear ese marco legal propio. No es suficiente ni efectivo incorporar cambios en otras normativas, como ha planteado Podemos, tales como la recuperación, por otra parte necesaria, eso sí, de la tercera locativa en la Ley de Garantías de Libertad Sexual para multar a aquellas personas que se lucran de la explotación sexual de las mujeres, como propietarios de locales o pisos en los que se ejerce la prostitución. O una posible enmienda a la Ley de Extranjería -se calcula que más del 70 % de las mujeres explotadas están en situación irregular- para que las migrantes víctimas de trata tengan los mismos derechos que el resto.

Y no es ni suficiente ni efectivo porque es momento de otorgar a la explotación sexual de mujeres de toda una dimensión judicial para ponerle fin. No hacerlo es titubear con decisiones regulacionistas, posiblemente debidas a presiones de socios políticos. Es necesaria una ley que contemple medidas de protección y amparo integrales a víctimas y supervivientes de la prostitución y programas y alternativas laborales de salida real del sistema prostitucional, pero sobre todo es hora por fin de criminalizar todas las formas de proxenetismo y penalizar a los clientes que ejercen claramente violencia sexual.

También, y sumamente importante, es que esta ley recoja la necesidad de una educación afectivo sexual en todas las etapas y niveles educativos, con control absoluto del consumo de pornografía, incluyendo también campañas públicas de prevención y desactivación del consumo de prostitución.

Así pues, una sociedad comprometida con la igualdad de género ha de apostar por políticas públicas que acaben de una vez por todas con esta grave discriminación y violencia. Ha llegado el momento de incidir claramente y sin vacilaciones en la necesidad de garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Sería una lástima volver a sumirnos en debates políticos infructuosos cuando la vida de tantas y tantas mujeres depende de que vislumbremos que la explotación sexual podría tener los días contados.

Autor Yolanda Besteiro Presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas
Votación
7 votos
Comentarios

¿Cree que es posible acabar con la prostitución?