Alquilar una vivienda, misión heroica

Carmen Lavandeira ADMINISTRADORA DE FINCAS Y ABOGADA. DIRECTORA DE FINCAS LAVANDEIRA

OPINIÓN

15 oct 2021 . Actualizado a las 09:24 h.

A veces no es fácil conjugar los derechos de las partes en un alquiler. Arrendador y arrendatario pueden tener distintas pretensiones. Cuando se alquila un piso hay que tratar de conciliar los derechos del inquilino y del propietario para que ambas partes se sientan cómodas con su acuerdo y sea duradero y satisfactorio. Por este motivo, un contrato de arrendamiento no puede ser un modelo de los que podemos encontrar en Internet, que sirve para un roto y un descosido.

El contrato tiene que ser un documento trabajado, actualizado de acuerdo con las constantes reformas legislativas, que con un vistazo rápido se puedan conocer sus cláusulas, y personalizado de acuerdo con los intereses de los contratantes. Solo de esta manera evitaremos problemas a arrendador y arrendatario.

Es difícil alquilar en un momento en el que elegir inquilino para una vivienda es una misión heroica -que no imposible- debido a varias circunstancias que las reformas legales han ido introduciendo. Por ejemplo, la reducción de garantías de pago para garantizar el cumplimiento del contrato, que no se conjuga con el frecuente intento de los interesados en alquilar de entregar documentación y nóminas en ocasiones falsas. O que si el arrendatario se convierte en «persona vulnerable», a criterio de quien subjetivamente así lo considera en la Administración de justicia o local, no se pueda desalojar de la vivienda aunque deba más de un año de rentas. O que el tiempo mínimo de duración de un alquiler es muy largo, sobre todo si el inquilino resulta ser conflictivo, porque al final alquilar es una lotería que puede salir bien o mal a ambas partes. Pues no podemos olvidar que hay arrendadores difíciles.

Nos quejamos de que la vivienda en alquiler está en manos de fondos, pero, si las modificaciones legislativas en dicha materia crean inseguridad a los particulares, serán los fondos los que copen el mercado, pues los pequeños propietarios están cansados de la inseguridad en el mercado del alquiler y están empezando a vender sus propiedades antes alquiladas, lo que llevará a la reducción de viviendas en régimen de alquiler.

Los cambios legislativos de los últimos años en materia de arrendamientos, realizados supuestamente para evitar «el abuso de los fondos propietarios en el mercado del alquiler» (fondos aún minoritarios en nuestro mercado), han hecho mucho daño a los pequeños propietarios y a familias con patrimonio para arrendar, que son las que han ostentado la propiedad de la mayor parte de los alquileres de viviendas en nuestro país.

De seguir así, las viviendas con posibilidad de arrendar que hay en el país quedarán en manos de fondos. Después, sí que las medidas legales existentes creadas para estos inversores ya se aplicarán a quienes procede y no a los que actualmente las sufren.