Madridistas afrancesados

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

MATTEO BAZZI | EFE

12 oct 2021 . Actualizado a las 12:03 h.

Observaba a mi alrededor indicios de grupos de madridistas afrancesados siguiendo la final de la Liga de las Naciones. Empezaron timídamente ante una mayoría en el bar de inocentes seguidores de España. Pero cuando Francia salió vestida de blanco se les notaban los pelos erizados. Emocionados estaban con su apuesta merengue. Alguno ya se soltó cuando los rebeldes chavales del odioso Luis Enrique (cómo lo odian) cometían algún error.

Dicen que el Real Madrid es un club señor. El domingo quedó claro que es un club monsieur. Los bisnietos de los mismos madrileños que se levantaron de forma heroica aquel dos de mayo contra los franceses iban ahora todos por Francia, subidos al caballo del árbitro del encuentro. Qué vueltas da la Historia. Qué manera de no soportar que Luis Enrique se esté coronando como un seleccionador excelente, al que se le han escapado dos títulos por unos penaltis y por un colegiado que se merece un apartamento con vistas a los Campos Elíseos o a la fuente de la Cibeles, que lo mismo da.

El papel de Luis Enrique al frente de España no solo es una novela de éxito, encima es que lo logra con una panda de descamisados, de casi críos sin prejuicios, capaces de casi todo. Ver un partido de Luis Enrique y sus eléctricos jugadores te hace comprender uno de los motivos por el que la factura de la luz está desbocada. Qué manera de correr electrificados. Cómo están enchufados a competir a vatio descubierto, sin sistemas de plomo como el que planteó el mariscal Deschamps, tan pésimo entrenador como aburrido jugador.

Los madridistas afrancesados callaron con el gol de Oyarzábal que hacía justicia a la pandilla de valientes. Pero explotaron de felicidad cuando Benzema, al que en su día odiaron y para el que piden el Balón de Oro (¡Dios mío!), logró el empate. Y para ellos fue la gloria cuando otro futuro jugador blanco marcó a pase del árbitro. Se quitaron las caretas y más de uno confesó que había hasta apostado por Francia, mejor dicho, contra Luis Enrique, al que no soportan y, sobre todo, no entienden. Siempre se han entendido mejor con los árbitros. Esta Francia madridista no tiene nada de ilustrada. Unas burbujas de talento achampañado arriba y un férreo y aburrido sistema ultra defensivo fue su rocosa propuesta.