Otra victoria de Unidas Podemos

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Alejandro Martínez Vélez | Europa Press

06 oct 2021 . Actualizado a las 09:31 h.

Por la urgencia que se dieron en comunicarlo, parecía el parte final de una guerra o algo así. Y a lo mejor lo era: era el final del conflicto entre la parte socialista del Consejo de Ministros y la parte minoritaria, según definición de Yolanda Díaz. Antes de las 11 de la mañana, la Secretaría de Estado de Comunicación informaba al mundo de que el Gobierno había llegado a un acuerdo consigo mismo sobre los Presupuestos y la futura Ley de Vivienda. Había prisa por comunicarlo. No se podía esperar al final del consejo. Los responsables de la información gubernamental percibían, probablemente, que las discrepancias entre los dos bandos estaban minando su prestigio.

No quiero imaginar el día que Esquerra dé también su sí a las cuentas públicas. En ese momento sonarán las campanas de los ministerios y sacarán a hombros a Gabriel Rufián.

Henos aquí, por tanto, ante una curiosa situación: sabemos lo que tuvieron que pactar el PSOE y Unidas Podemos, pero desconocemos casi todo lo demás. Por ejemplo, qué dinero se destinará a imprevistos, después de los desastres causados por las inundaciones, los incendios y el volcán. Por tanto, la clasificación de esta etapa se tiene que limitar a señalar vencedores y vencidos. Principal vencedor, UP. No hay más que escuchar el entusiasmo de Pablo Echenique para saber que se llevó el gato al agua, aunque haya cedido algo en la limitación de alquileres. Y hay que reconocerle que jugó con valentía: aunque la negociación la llevó Ione Belarra, se publicó que Yolanda Díaz rechazó reunirse con Pedro Sánchez hasta que Sánchez no le ofreciera su rendición. El encuentro se efectuó ayer mismo.

A continuación queda el bando socialista, que tiene la ventaja, tampoco pequeña, de que sea el presidente quien venda la nueva política de vivienda y pueda lucir talante social, como si la idea fuera suya. Y ahora esperan turno los socios minoritarios, crecidos a la vista del resultado de este combate: Sánchez necesita la estabilidad, lo que hará más fácil sacar algo de la mamandurria de los administradores del Estado. Pero no solo pedirán dinero. Pedirán poder, porque ya dijimos hace días que el PNV tiene un armario inagotable y los catalanes, después de unos años sin comer una rosca en el Congreso, están recibiendo lecciones apresuradas de los vascos y vuelven a saber que la política es como la vida: el que no llora, no mama.

¿Los perdedores? Hay que escuchar a la CEOE: la gran perdedora es la iniciativa privada y la Ley de Vivienda es «una distorsión social». Traduzcamos: se trata de un proyecto claramente intervencionista que entra en el mercado del alquiler a caballo de una ley pactada solo por la izquierda, impone condiciones y limita la libertad.

Y yo concluyo: todo eso es verdad y quizá un mal precedente para la economía de mercado. Pero, desde el punto de vista social, algo había que hacer.