Sobre las elecciones en Portugal

Francisco Carballo-Cruz EN LÍNEA

OPINIÓN

María Pedreda

28 sep 2021 . Actualizado a las 11:26 h.

En las semanas previas a las elecciones municipales portuguesas celebradas este domingo no se auguraban cambios que alterasen el statu quo de la política portuguesa en los últimos años. El Partido Socialista (PS, de centro izquierda), que gobierna el país desde el 2015 y lideraba 160 de los 308 ayuntamientos portugueses, ganaría las elecciones sin sobresaltos; el Partido Social Demócrata (PSD, de centro derecha) continuaría sin remontar, perdiendo relevancia municipal y rezagándose en la carrera por alcanzar de nuevo el poder en las elecciones legislativas del 2023.

Además de saber si iba a haber o no grandes cambios, otro aspecto de interés era conocer la capacidad de penetración en el electorado de los nuevos partidos -Chega (extrema derecha), Iniciativa Liberal (derecha liberal) y PAN (animalista)- en un espectro político cada vez más fragmentado. Por otros motivos, a priori también despertaba interés saber cuál sería la fuerza del Chega en unas elecciones municipales, tras los buenos resultados obtenidos en otras citas electorales recientes.

Los resultados finales confirmaron las expectativas, aunque con grandes matices. De los grandes partidos, el PS obtiene 147 ayuntamientos (pierde 13) y el 34,4 % de los votos a nivel nacional, y el PSD (en algunos municipios coaligado con el CDS-PP, derecha) 114 ayuntamientos (gana 16) y el 24 % de los votos. No obstante, el PSD gana de forma inesperada el ayuntamiento de Lisboa, después de catorce años de gobiernos del PS, y recupera otros importantes como Coímbra, Funchal (Madeira) y Portalegre. Es cierto que el PS gana algunos concellos con bastante peso poblacional en las áreas metropolitanas de Oporto y Lisboa, pero la victoria en la capital tiene un enorme peso simbólico en un país muy centralizado, que hace que la derrota del PSD sea más llevadera y en principio no vaya a tener consecuencias sobre el líder del partido.

En otro campeonato, la CDU (Partido Comunista) obtiene 24 ayuntamientos (pierde 5) y el 8,2 % de los votos a nivel nacional, y el Bloco de Esquerda (izquierda) no obtiene ninguno, confirmándose su escasa fuerza a nivel local. Los nuevos partidos se quedan muy por debajo de sus expectativas, aunque en algunos casos sus concejales podrán ser muy importantes para facilitar la gobernación municipal en varios ayuntamientos importantes. El Chega se erige en la cuarta fuerza política más votada, aunque con un escaso 4,2% de los votos a nivel nacional, que, al estar muy pulverizados, no le permiten ganar en ningún municipio y solamente le dan 19 concejales en el conjunto del país.

En términos políticos, estas elecciones tendrán varias consecuencias, algunas inopinadas. En primer lugar, el primer ministro, António Costa (PS) recibe un toque de atención del electorado, que empieza a mostrar cierto descontento con la forma de gobernar del actual Ejecutivo. La resistencia del primer ministro a remodelar un Gobierno desgastado, con algunos ministros en situaciones de extrema fragilidad, puede justificar la caída de los apoyos, especialmente en algunas zonas urbanas.

En segundo lugar, el líder de la oposición y exalcalde de Oporto, Rui Rio, que se jugaba su continuidad al frente del partido en estas elecciones, sale reforzado gracias a la victoria de Carlos Moedas en Lisboa -el gran vencedor de las elecciones y un candidato a líder del PSD en el futuro. Los críticos de Rio en su partido tendrán que esperar a otra ocasión para sustituirlo. Para el PSD, su continuidad es una mala noticia. En los últimos años, Rio demostró en diversas ocasiones que es frágil, que ha perdido apoyo interno y que tiene mucha dificultad para imponer una agenda propia. Por todo ello, su continuidad es una buena noticia para Costa. Por último, el hasta ahora alcalde de Lisboa, Fernando Medina, que era de los delfines de Costa el mejor posicionado para sucederle, al perder las elecciones dilapida buena parte de sus opciones y se enfrenta a un futuro político incierto.

En definitiva, unos ganaron, pero no están satisfechos (PS); otros perdieron, pero no les amarga (PSD); otros dicen que ganaron, pero saben que no lo hicieron (los pequeños partidos), y otros dicen que perdieron, pero saben que siguen teniendo poder (CDU). A pesar de lo que digan, para mí todos perdieron algo.