Puigdemont, una ruina política

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

Lorena Sopêna | Europa Press

27 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Carles Puigdemont es lo más alejado a un héroe, a un luchador por la democracia, que puede haber. Más allá de los delitos que cometiera como presidente y del galimatías jurídico sobre su posible entrega a la justicia española, hay que hablar de un aspecto que se suele obviar: su nefasta actuación política desde que fue designado por Artur Mas e investido como presidente con el apoyo de la ultraizquierda de la CUP hasta hoy. Como mandatario de la Generalitat se dedicó única y exclusivamente a tratar de imponer la independencia, pasando por encima de más de la mitad de los catalanes, actitud que, finalmente, trasladó al Parlamento, donde los independentistas aplastaron los derechos de los diputados de la oposición. El llamado procés culminó en un referendo ilegal y fraudulento y una efímera pero dañina declaración unilateral de independencia. ¿Balance de su gestión? Una Cataluña más dividida que nunca, artículo 155 de la Constitución, huida del causante del desastre, juicio y condena por sedición de los que se quedaron y violencia sin precedentes en las calles. Un escenario catastrófico y explosivo, muy difícil de recomponer. El procés fue, además de inmoral y totalitario, un fracaso político rotundo. La propia ERC lo ha asumido. La situación actual, tras la concesión de los indultos por el Gobierno y la apertura de la mesa de diálogo, es radicalmente distinta. Y en esto reaparece el ínclito personaje para dejarse detener en Cerdeña con el objetivo de boicotear cualquier diálogo, que su partido, Junts, rechaza totalmente, y arrinconar a Aragonès. El último truco, por ahora, de un político nocivo que solo sabe dividir y tensionar a los catalanes. Si eso es ser un héroe... Puro sectarismo.