«No quiero explicarle mi enfermedad a un celador»

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

CARMELA QUEIJEIRO

19 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Sergas y las citas 

Eliminaron las citas presenciales en el Sergas y en pleno confinamiento no nos permitían ni ir a urgencias. Por desgracia lo viví en primera persona. Recuerdo que el 17 de marzo me llamó mi madre y me dijo que necesitaba ir a urgencias. La llevé y la hospitalizaron. Ese primer sábado de confinamiento me encontré mal y le dije a mi hermano si se quedaba con mi madre para ir yo a urgencias. Era por la mañana y me dirigí al centro de salud. Cuando llegué se me echo encima, literalmente, una persona con un chaleco reflectante. Era la médica, que me preguntó de muy malas formas qué hacía allí. Minutos después le tuve que volver contar a personal no sanitario lo que me ocurría. Me sentí fatal y empecé a llorar de impotencia. Hace unos días leí en prensa que van a poner más citas presenciales pero que cuando llamemos, aunque nos atienda un auxiliar administrativo o un celador, tendremos que explicar nuestra situación. Vuelvo a recordar lo que me ocurrió aquel día y no me parece normal. El Sergas está pasando por encima de los derechos del paciente y por encima de la ley de protección de datos. Ni al celador ni a un auxiliar administrativo les importa qué es lo que tengo o dejo de tener. ¿Nadie se ha dado cuenta de esto o soy yo muy sensible al respecto? Paloma Fontao. Narón

 Aficiones

Formo parte de un grupo de personas seguidoras del fútbol regional en el que compite el equipo de mi pueblo. Y, evidentemente, soy socio. No puede ser de otra manera. En esta pretemporada he coincidido en las gradas muy cerca de dos matrimonios, y, de la conversación de dichas mujeres aprendí todo lo que hay que saber sobre cómo bañar a una persona discapacitada. También coincidí con una pandilla de veinteañeros, cuatro chicos y cuatro chicas con un perrillo muy simpático. Uno de los jóvenes entendía, y mucho, de marcas, caballos, precios y demás prestaciones de los coches. Las conversaciones en el campo eran entretenidas. En un encuentro, cuando el conjunto visitante, por medio del 9, se adelantó en el marcador, todos los aficionados se unieron en una gran ovación. La mayor y más emotiva que recuerdo. A toro pasado estuve reflexionando que, a pesar de estar pitando solo un árbitro, no llegué a oír ninguna exclamación sobre su santa madre o su supina ignorancia o necedad innata. ¿Será cierto que el covid nos está haciendo más respetuosos? José Rodríguez Gómez. Negreira. 

La historia se repite

 En 1945 se publica Rebelión en la granja de Orwell. Los animales se rebelan y bajo la máxima de que todos los animales son iguales, expulsan a los amos. Pero los cerdos se convierten en casta dominante y aparece la famosa frase: «todos los animales son iguales, pero hay unos más iguales que otros». El cava extremeño, igual o superior al catalán, no puede salir a la luz en España, porque los separatistas dominan el Consejo del Cava. ¿Se acuerdan cuando, según los libros, los gallegos perdimos el mercado del lino en beneficio de los tejidos catalanes? ¿Tienen, por ejemplo, las zonas más olvidadas de España, los trenes que tienen los catalanes? Evidentemente, hay unos animales más iguales que otros. Andrés Nidáguila Casal. Pontedeume.