Otra vez vuelven a las andadas. Las leyes educativas, desde el inicio de la democracia en España, han sido socialistas. Los del PP demostraron su torpeza aprobando leyes educativas al límite de la legislatura y, tras perder las elecciones, fueron barridas totalmente del horizonte educativo.
Una teima de las leyes socialistas de educación es la desaparición del esfuerzo en el alumnado y otra la igualación a la baja.
El esfuerzo para superarse, para conseguir objetivos, para ser mejor, debe iniciarse en el seno familiar y continuar plenamente en la escuela, entendida en su sentido más amplio. Si no hay espíritu de superación, el riesgo de caer en la molicie es máximo. La sociedad necesita personas dispuestas a superarse y a hacer progresar a la nación. Y eso se aprende en la escuela.
Viene esto a cuento por el intento, una vez más, de permitir que los alumnos pasen de curso o de ciclo con asignaturas pendientes; Pasa, neniño, pasa, a ver si te vas a mancar. Esto es, en primer lugar, un grave perjuicio para los alumnos a los que se promociona sin la formación adecuada, porque las carencias les van a impedir progresar adecuadamente en cursos posteriores. Además, supone un agravio comparativo con los alumnos que sí se han esforzado y han superado todas las materias. Es una igualación a la baja.
Me gustaría que se mantuviesen los exámenes extraordinarios (mejor en septiembre que en julio) por el bien de todos.