Ingredientes para un tenso curso político

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Fernando Calvo | Efe

01 sep 2021 . Actualizado a las 09:07 h.

Adiós, agosto. Buenos días, septiembre. Repaso la información de estos días y no hay mucho nuevo bajo el sol. Ahí tenéis a nuestros políticos estatales, dispuestos a convertir el curso en una nueva y larga fase de su interminable campaña electoral, con unas encuestas privadas que alientan en el Partido Popular las ilusiones de cambio de mayoría. Ahí tenéis a los supuestos negociadores de la renovación institucional y lo único que renuevan son los agravios: ahora hablan de sabotaje y sedición. Y ahí tenéis a los independentistas catalanes ante su mes mágico de la Diada, la mesa de diálogo y sus ensoñaciones de referendo, al que ahora Aragonès pone fecha: antes del 2030, nueve años de prórroga.

Tengo la impresión, de todas formas, de que algo o alguien sí cambió en agosto, aunque solo sea en la superficie del poder: Pedro Sánchez. El nuevo Gobierno que alumbró en el mes de julio le dio los primeros éxitos en mucho tiempo, sobre todo en política exterior: Marruecos entró en fase de entendimiento y su poderoso rey tiende una mano hacia nuestro país; Estados Unidos supera el menosprecio demostrado hacia el presidente español y, según el nuevo ministro de Exteriores, confía en España como socio fiable, superando la desconfianza creada por los desplantes de Zapatero; y la Comisión Europea tuvo el detalle de enviar a Madrid a sus máximos responsables para apoyar al Gobierno, en un gesto de respaldo pocas veces visto. La evacuación de personal español y afgano y la disposición de las bases militares de Rota y Morón han sido artífices de la nueva actitud supranacional. Digamos como complemento que las fuentes informativas del Partido Socialista inscriben estos éxitos en la sustitución de Iván Redondo, como si el señor Redondo hubiese sido el responsable de los fracasos y fallos anteriores. ¡Ay de los vencidos! ¡Ay de los políticamente apartados!

¿Cuáles son los enemigos de este Gobierno que intenta comenzar el curso con la vitola de equipo sólido, respetable, templado y ganador? Básicamente tres: los socios de gobierno, que no descansan para hacerse con la bandera del avance social; la presencia de los socios independentistas, que pondrán precio al diálogo en forma de presión en los Presupuestos y en la estabilidad, y algo novedoso: la figura sobresaliente de Yolanda Díaz, proclamada sucesora de Pablo Iglesias en el liderazgo de Unidas Podemos y que solo puede triunfar si le quita votos al partido con el que gobierna. Ella lo sabe y Pedro Sánchez también. La batalla está siendo notable, aunque todavía no estruendosa, en los asuntos materiales: el precio de la luz, que ya provocó una tensión inflacionista inquietante; el salario mínimo, auténtica medición de fuerzas, y la reforma laboral. Todo ello anuncia un curso político tenso y lleno de sobresaltos. Y como guía, el anticipo de la carrera electoral.