Marlaska atiende las peticiones de Vox

Francisco Espiñeira Fandiño
Francisco Espiñeira SIN COBERTURA

OPINIÓN

Reduan

15 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Fernando Grande-Marlaska se salvó de la destitución en la gran revolución de Pedro Sánchez en la mañana de los cuchillos largos en la Moncloa de hace un mes (10 de julio) porque el presidente del Gobierno no encontró un relevo a la altura del relevado y la sangría de ministros relevantes se había cobrado ya casi la mitad de las cabezas de los titulares del ala socialista del Gobierno.

 Sin apoyos en el PSOE, con el rechazo de la mayoría de Unidas Podemos y la bajísima valoración de los ciudadanos incluso en el barómetro del CIS, el juez en excedencia se ha permitido tomar una decisión, la repatriación de los menores marroquíes que Rabat animó a pasar a Ceuta para ver a Messi que forma parte del santo y seña del repertorio de Santiago Abascal y los suyos.

Al ritmo de 15 al día y de la mano de Marruecos. Así, con esas devoluciones de menores no acompañados, es como el ministro del Interior intenta recomponer la convivencia en Ceuta tras el salto masivo de más de diez mil personas el pasado mes de mayo. La medida, aprobada sin ruido el 10 de agosto, explotó en medio de la canícula porque las oenegés dieron la voz de alarma de la enésima contradicción del Gobierno de coalición.

Mientras el PSOE y Unidas Podemos se desgañitan en el Congreso -y en los parlamentos autonómicos- contra la xenofobia de Vox por clamar contra la estancia de los menores no acompañados en España, Marlaska contradice a los suyos y a sus aliados. E incluso a sí mismo. Conviene recordar que no hace muchos meses fue el propio ministro del Interior el que ordenó retirar las concertinas y los alambres de espino de las verjas que protegen las fronteras exteriores de Ceuta y Melilla de los saltos masivos de migrantes que buscan su particular Eldorado en la Unión Europea. Y que es el mismo ministro que ha rebajado las dotaciones policiales en las dos ciudades autónomas, además de enfadar a sus agentes con la compra de materiales de segunda.

Ceuta sufrió las consecuencias de acoger al saharaui Brahim Ghali en un hospital de Logroño e intentar ocultárselo a Marruecos. Grande-Marlaska se opuso a aquella maniobra de la destituida González Laya y ahora intenta recomponer los puentes con Rabat, aún a costa de hacer saltar por los aires buena parte del argumentario del PSOE y sus aliados de la izquierda contra Vox.