¿Dictadura sanitaria?

Claudia Luna Palencia PERIODISTA MEXICANA, DIRECTORA DE CONEXIÓN HISPANOAMÉRICA

OPINIÓN

Rosa Veiga | Europa Press

05 ago 2021 . Actualizado a las 09:09 h.

El pasado 1 de julio entró en funcionamiento en la UE el llamado Certificado Verde Digital (en inglés figura como Digital Covid Certificate), también conocido como pasaporte covid o pasaporte sanitario.

El cometido es garantizar la libre movilidad dentro de la UE de sus ciudadanos sin tener que hacer cuarentenas, y crear un tránsito seguro sin que se propague más el SARS-CoV-2.

Originalmente se dijo que solo sería utilizado por aquellas personas que desearan viajar a otros países del espacio europeo; sin embargo, antes de cumplirse un mes de su aplicación, los gobiernos dan un paso más allá imponiendo que este pase sanitario sea presentado para tener vía libre para entrar a una discoteca, a un bar, a un restaurante y, en general, a la hostelería.

Así lo han ido anunciando Grecia, Portugal, Bélgica, Italia y Francia, mientras que en el Reino Unido e Irlanda estudian utilizarlo para este fin; en Alemania, se lo están pensando y, en España, Galicia ha sido la pionera.

Yo sé que estamos en una pandemia contra un enemigo invisible que está causando todo tipo de estragos y que este brote maldito ha cambiado nuestras vidas para siempre; pero también hay que aceptar que somos personas con voluntad propia, derechos inalienables, con una personalidad jurídica y que cada uno de nosotros tenemos la libertad de decidir si queremos o no inmunizarnos. Sé que el criterio general más aceptable indica que por responsabilidad hay que inmunizarse, pero repito, no todos tenemos el mismo pensamiento, ni asumimos la misma posición ante los problemas.

Hay gente que no quiere vacunarse. La gente tiene derecho a decir que no… También, por muy estúpido que suene, tiene derecho a contagiarse de covid-19 si es su deseo.

Por otro lado, entiendo el reverso de la moneda, con gobernantes que todos los días reciben informes acerca de la incidencia, los muertos, los nuevos enfermos graves, la presión hospitalaria y el agotamiento de los médicos. Esa es la parte dolorosa y ya llevamos más de un año así.

No cabe duda de que la pandemia ha puesto a los gobiernos y, en suma, a los seres humanos ante varias disyuntivas: salvar la bolsa o la vida; los límites de la libertad individual respecto de un riesgo colectivo y el bienestar común. Hasta en Estados Unidos el presidente Biden advirtió que todos los empleados federales deberán vacunarse sí o sí. Lo urgente es derrotar al coronavirus antes de que una mutación lo impida, el desafío es conciliar todos los intereses sin que se caiga en una dictadura sanitaria.