Economía y energía: vientos del mar

Uxio Labarta
Uxio Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

JOSÉ PARDO

29 jul 2021 . Actualizado a las 09:29 h.

Hubo un tiempo donde la energía eólica apenas fue contestada, incluso la terrestre se recibió como una alternativa económica a tanta Galicia despoblada. De esto no van más de veinte años. Pero lo mucho empacha, y actualmente se observan posicionamientos restrictivos a esta invasión de molinos, y también otros nítidamente contrarios.

La eólica marina, aquella del vento mareiro, se observaba con suspicacia, pero la tecnología disponible de cimentación en el fondo marino la alejaba de nuestras costas. Fue la aparición de la tecnología flotante la que, junto con la descarbonización de la economía y los previsibles fondos Next Generation, la pusieron en primer plano.

Y se iniciaron los primeros posicionamientos en torno a ella: Primero una proposición del Grupo Popular en el Parlamento, luego la creación por la Xunta del Observatorio de la Eólica Marina, para identificar oportunidades y analizar el impacto de parques eólicos marinos en las costas gallegas, con el ánimo de «identificar cuáles son los condicionantes que tiene que tener el desarrollo de la eólica marina en Galicia», y por último el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) que presentó un borrador para el desarrollo de la eólica marina y de las energías del mar en España, con el objetivo de alcanzar entre 1 y 3 gigavatios (GW) de eólica flotante en 2030, un 40 % del objetivo de 7 GW europeos.

Por más que la estrategia de la UE, con unos 5.400 aerogeneradores marinos fijos, prevé aumentar la producción de la eólica en el mar, el Parlamento europeo se pronunció con cautelas sobre ella por las posibles incompatibilidades con el sector pesquero, previamente denunciadas por ETF y Europêche. Lo que no es incompatible con que el presidente de la Xunta haya propuesto al resto de partidos políticos un «acuerdo» para impulsar estas energías renovables en el homenaje de los empresarios coruñeses (sic) al presidente de Iberdrola, coincidiendo con la firma del acuerdo de Navantia Ferrol y la asturiana Windar para seguir construyendo componentes de eólica marina.

Esta fuerza del viento del mar, con mayor velocidad y más constancia que en tierra, la sitúan como una de las principales fuentes de energía renovable de futuro, al alcance ya de los mares de Iberia con los parques flotantes de eólica marina. Hasta el extremo de que si desean ver las emergentes torres de los 3 aerogeneradores flotantes más próximos apenas tienen que acudir a las playas de Amorosa o Cabadelo, allí donde el rio Lima llega al mar, en tierras de Viana do Castelo. Adivinarán en la bruma el primer parque eólico flotante de la Europa Continental, el Windfloat Atlantic, que a través de un cable submarino de 20 km -y en ello están las principales interferencias con otras actividades como la pesca- se conecta a la estación de tierra instalada en Viana.

Una realidad nueva donde la energía eólica marina, con una capacidad instalada en Europa de 22 gigavatios, será otro pilar de la economía azul. Para verlo.