Tokio: jugamos o se pierden 15.000 millones

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

Patrick B. Kraemer

26 jul 2021 . Actualizado a las 09:00 h.

El 10 de octubre de 1964 se inauguraron en Tokio los XVIII Juegos Olímpicos de la era moderna. 58 años después, y con un año de retraso sobre la fecha prevista, ha tenido lugar la ceremonia de apertura de los XXXII Juegos Olímpicos también en Tokio. Tan esperados como temidos, tan ansiados como denostados todo parecía estar en contra de que este magno acontecimiento deportivo tuviera lugar. Y es que nada hacía prever que en el 2020 una pandemia global obligaría a posponer su celebración y dejaría en el aire la conclusión de cuatro o más años de duros entrenamientos.

Pero, a pesar del incremento de los contagios por covid y a pesar del rechazo de más del 80 % de los japoneses, las autoridades niponas han decidido seguir adelante y celebrar el mayor evento deportivo del mundo, eso sí, sin público.

Y es que, a estas alturas no hacerlo habría supuesto más perjuicios que beneficios. Por una parte, habría sido como desperdiciar los 13.100 millones de euros de inversión inicial, incrementados en unos 1.600 millones como consecuencia del retraso de un año, sin contar el desembolso realizado en las infraestructuras como, por ejemplo, la remodelación del Estadio Nacional de Tokio que ha alcanzado los 1.380 millones. Por otra parte, también habría supuesto tirar por la borda, el duro trabajo realizado, las expectativas generadas y los sueños de miles de deportistas que han dedicado los últimos cuatro años de sus vidas a prepararse para esta competición deportiva.

Además, Japón no habría podido demostrar al mundo, una vez más, su capacidad organizativa y su creatividad.

Por ello, estas Olimpiadas pasarán a la historia no por los logros deportivos sino por la dificultad de su celebración tanto por el covid como por escándalos como la dimisión del presidente del comité deportivo Yoshiro Mori debido a sus comentarios machistas y el despido de Kobayashi, el supervisor general de tres de las ceremonias de inauguración, por haberse burlado del holocausto judío en su juventud.

Sin duda, los del 2021 son los Juegos Olímpicos de la superación.