Pensiones y «babyboomers», una ecuación sin resolver

Carlos Tomé Santiago ABOGADO DE CARUNCHO, TOMÉ Y JUDEL ABOGADOS

OPINIÓN

Javier Lizon | Efe

19 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El acuerdo clave de la nueva reforma del sistema de pensiones aprobada por el Consejo de Ministros supone que los pensionistas no volverán a perder poder adquisitivo y sus prestaciones subirán siempre con el IPC, sin esperar a lo que decida el Gobierno en los Presupuestos, además de que aclara las vías para que en el 2023 no haya déficit en la Seguridad Social gracias a que el Estado le hará millonarias transferencias para financiar los gastos impropios del sistema.

Sin embargo, nuestro ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha generado un terremoto social al referirse al ajuste que podrían sufrir las pensiones de la generación del baby boom -generalmente los nacidos entre 1960/1977- a través de la aplicación de un nuevo índice denominado con toda intención como de «equidad y solidaridad intergeneracional». Al día siguiente, el ministro se vio obligado a declarar que «no había tenido su mejor día» y que ese mecanismo aún está por definir y negociar. Una metedura de pata que ensombreció la rueda de prensa para presentar los acuerdos conseguidos en el Pacto de Toledo.

Lo cierto es que la generación que más prosperidad ha generado y disfrutado en la reciente historia de España parece ser ahora la culpable de que el sistema de pensiones sea insostenible por la falta de trabajadores de las generaciones siguientes, generando una especie de pelea intergeneracional ficticia y con unas premisas de empleo y productividad que, a día de hoy, no sabemos si se cumplirán dentro de 20 años. ¿Vamos a necesitar el mismo número de trabajadores dentro de 20 o 30 años con el aumento progresivo de la digitalización y la robotización de los servicios y la industria? ¿Y ello implicará una mayor productividad?

Un debate lleno de aristas y que nos tocará a todos en nuestro futuro bolsillo, y en el que no influyen únicamente las cotizaciones y prestaciones, sino la posible modificación del sistema impositivo para poder dedicar más fondos públicos al sostenimiento de las pensiones. La cruda realidad es que el gasto total en pensiones ha pasado de 7.687 millones mensuales en marzo del 2013 a 10.180 millones en junio de este año, y que el número de pensionistas ha crecido de 7,3 millones a 8,9 millones en los últimos 15 años. Veremos cómo se resuelve esta complicada ecuación en los próximos meses, y esperemos que el acuerdo llegue en un mejor día para el ministro Escrivá.