La Reina Roja y la pandemia

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

FERNANDO VILLAR | Efe

15 jul 2021 . Actualizado a las 09:40 h.

Desde que los biólogos leyeron Alicia en el país de las maravillas, la hipótesis de la Reina Roja, aquella villana de enormes tentáculos que no paraba de correr, constituye su mejor explicación sobre la evolución de la pandemia. Los virus, al igual que los organismos vivos, deben mutar, adaptarse y proliferar constantemente para sobrevivir en un contexto cambiante. El covid-19 sabe que «para quedarte donde estás tienes que correr lo más rápido que puedas». Si te detienes, te extingues.

Nuestra Reina Roja demuestra que conoce perfectamente la lección. Todas las variantes habidas y por haber -delta, alfa o las que vendrán- no son sino un desesperado intento de mantener el equilibrio en la cinta de correr. Un intento de sortear el asedio de las vacunas y las medidas adoptadas para restringir su circulación. El alfil y el caballo que la amenazan.

La Reina Roja está acorralada. Las vacunas, aunque no son infalibles, ya protegen a la mitad de los españoles -56 % de los gallegos-. En consecuencia, el virus se concentra en la otra mitad y se propaga aceleradamente entre los jóvenes. En Galicia, con menor incidencia que en el resto de España, el número de infectados se ha triplicado en diez días. La tasa de positivos, desbocada entre los adolescentes, supera el nivel de principios de febrero y sigue escalando. En contrapartida, han descendido los casos graves, la cifra de muertes y la presión asistencial. La llamada quinta ola no es comparable con las anteriores. En realidad, estamos en otra pandemia: más benigna, menos mortífera y muy distinta.

Hay motivos para preocuparse y no bajar la guardia. Porque desconocemos las posibles secuelas de la enfermedad en los jóvenes, incluso en los asintomáticos. Y porque sabemos que, al reproducirse a gran escala, el virus genera múltiples variantes, algunas de las cuales pueden infectar a gente vacunada. Pero si realmente admitimos que la pandemia cambió de signo, la terapia también debe ser distinta. Además de vigilar el cumplimiento de las normas básicas -mascarillas en interiores, distancia de seguridad, grupos poco numerosos...-, se impone, como pretende el comité clínico de Galicia, un modelo de restricciones diferente. Proporcionado y adaptado a la nueva situación.

La Reina Roja será capturada por el alfil de las vacunas, lo que no implica el jaque mate al Rey Rojo. Conviviremos con el covid durante largo tiempo, quizá siempre, pero lo alarmante es que se perpetúe la limitación o suspensión de derechos. Que nos acostumbremos, por recuerdo del shock sufrido, a vivir con derechos recortados. Que nos paralice cada ola que despunte en lontananza. En esta fase, el covid mata a trece personas por día; la gripe se cobraba un mínimo de veinte vidas diarias -entre 6.000 y 8.000 al año- y también saturaba los hospitales, sin que decretáramos confinamientos masivos, limitaciones a la movilidad o reuniones restringidas. En algún momento habrá que tumbar por decreto a la Reina Roja (Inglaterra lo hará el lunes). Aun sabiendo que seguirá viva y coleando entre nosotros.