Una remodelación con buena pinta

OPINIÓN

Reunión del Consejo de Ministros del pasado 22 de junio
Reunión del Consejo de Ministros del pasado 22 de junio Borja Puig de la Bellacasa

10 jul 2021 . Actualizado a las 15:57 h.

Pedro Sánchez, a juzgar por los cambios introducidos en el Gobierno, tiene claro dónde se jugará el segundo tiempo de la legislatura: en el campo de la economía. Su decisión, que habrá sorprendido a los analistas que barruntaban más «política» y menos «tecnocracia», es de agradecer. A falta de un análisis más sosegado, parecen evidentes los criterios seguidos por el presidente en la remodelación.

El primero, reforzar el puesto de mando con el ascenso de las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, las dos gallegas que, más allá de sus desencuentros, deben dirigir la gestión de los fondos europeos y algunas de las reformas fundamentales —la laboral, por ejemplo— que llevan aparejadas. Reformas e inversiones que, por prescripción europea, deben respetar escrupulosamente el medio ambiente, lo que justifica sobradamente que también Teresa Ribera suba en el escalafón. El mensaje es diáfano: el Gobierno se propone pilotar la recuperación económica, que se augura intensa y, a su estela, mejorar las expectativas electorales del PSOE.

Segundo criterio, supresión de la vicepresidencia política, que cede sus galones y su rango a la tríada económica. Sus funciones las asume el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, un incombustible hombre del presidente, ahora liberado de la sombra todopoderosa e intrigante de Iván Redondo, que también cesa como jefe de gabinete.

Tercer criterio, la escabechina: caen la vicepresidenta Carmen Calvo y los ministros Ábalos, Campo, Rodríguez Uribes, Celaá, Duque y González Laya. La remoción se explica por tres motivos: el fuego, la cara o la invisibilidad. Algunos, empezando por la vicepresidenta Carmen Calvo, eran ministros quemados, asociados a sucesivos conflictos internos y externos, o desgastados por los ataques de la oposición. Otros, sospecho, por su cara, vinculada a momentos y situaciones que el Gobierno desea que la gente olvide. Finalmente, un tercer grupo, lo integran algunos ministros invisibles, de cuya gestión nada se sabe, ni para bien ni para mal.

La remodelación tiene buena pinta. No para la oposición, claro, para la que solo existe un cambio positivo: la dimisión de Pedro Sánchez. También puede considerarse amplia, aunque con dos lagunas insalvables: no afecta a los cinco ministros de Unidas Podemos y, en consecuencia, tampoco se abordó la necesaria reducción del número de carteras.