Olvidémonos de los blancos o negros, y busquemos los grises

Rosendo Bugarín
Rosendo Bugarín MÉDICO DE FAMILIA DE MONFORTE DE LEMOS

OPINIÓN

04 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Con frecuencia, la mente humana adopta, en la toma de decisiones, una actitud dilemática de tal manera que se polariza al decantarse por uno de los extremos, lo que conlleva el rechazo visceral del otro: ¿Mascarillas en exteriores? ¡Nunca! ¡Siempre!

Sin embargo, la realidad no es bicrómica sino que existe toda una paleta de colores y matices. Durante este largo año hemos aprendido mucho sobre la forma de transmisión del virus y aunque, al principio, le dimos una gran importancia a las gotitas de la saliva, hoy sabemos que la clave está en los aerosoles. Al ser estos mucho más pequeños, permanecen más tiempo en suspensión en el aire lo que hace que sean especialmente peligrosos en los locales cerrados mal ventilados, reduciéndose ostensiblemente el riesgo en los espacios abiertos y a medida que aumenta la distancia interpersonal. Naturalmente, no es lo mismo pasear por la calle del Príncipe de Vigo para contemplar la iluminación de Navidad que practicar senderismo por el monte Aloia en Tui.

También son elementos críticos la tasa de afectados, así como el porcentaje de personas vacunadas. Debemos tener en cuenta que existen áreas geográficas que siguen sufriendo una incidencia alta de infecciones y que a día de hoy, aunque hemos mejorado mucho, el porcentaje de individuos con la vacunación completa aun está muy por debajo de la ansiada inmunidad de rebaño. Por supuesto, otro factor determinante es la posible aparición de nuevas cepas, con una mayor capacidad de contagiosidad y de producir cuadros graves.

En muchas personas se produce un fenómeno psicológico muy curioso: subconscientemente consideran que si una medida está permitida, o se retira su prohibición, deja de entrañar riesgo. Obviamente esto no es así, aunque parezca una perogrullada, hay que decir que el hecho de que se admita la entrada a un estadio de fútbol, bailar en una verbena o cenar en un restaurante, no quiere decir que no podamos contagiarnos.

Estamos viviendo una situación excepcional y muy dinámica, en la que es difícil establecer un equilibrio en la balanza de los riesgos y los beneficios. Lo que parece adecuado para un día, no vale para el siguiente. En consecuencia, no cabe otra posibilidad que actuar con sentido común, prudencia, responsabilidad y capacidad de sacrificio.

Una de las premisas de la deliberación bioética es que debemos huir de los cursos extremos. Lo deseable, la mesura, suele estar en el término medio y en la flexibilidad. Además, las propuestas no se pueden generalizar, cada caso, individuo o colectividad, es un mundo.

Olvidémonos de los blancos y los negros, busquemos en las tonalidades de grises.