Concordia y cordura
El Gobierno actual se reclama heredero de un proceso preciso a la postre interrumpido por el franquismo: el del primer bienio azañista de la II República. Como consecuencia natural le chirría la bisagra «de la ley a la ley»: la sorprendente Transición pacífica de la dictadura a la democracia. De ahí la ilusión del señor Sánchez por refundar el «régimen del 78», tal como el señor Azaña pretendió refundar una España nueva, republicana: exorcizando etapas anteriores. Toda comparación entre ambos presidentes huelga en demérito pleonástico a favor de Azaña, ni que decir tiene. Sin embargo, el voluntarioso émulo, Pedro Sánchez, no debería olvidar que lo que Azaña y sus socios republicanos olvidaron a su vez fue que la República era de todos y para todos.
Aquella interpretación parcial y desequilibrada de España generó una fractura explosiva entre sus grupos de ciudadanos que sanamos con templanza y renuncia en la Transición. Si hoy el Gobierno desea no desperdiciar la concordia que invoca es imperioso que recobre la cordura. José Eguiagaray. Bruselas.
Me retiraron la risga
Un año antes de las elecciones no le daban la lata a nadie que cobraba la risga; ahora tienen mayoría absoluta y retiran esta ayuda a todos los que pueden. Podían avisar y subrayar que el que no entregara algún papel dejaría de poder recibir esta prestación; pero no, directamente se les quita la ayuda y punto. Increíble. Benito Arias.
La palabra dada
El valor de la palabra dada se asimila a un documento notarial que pone en valor la honestidad de la persona. Pedro Sánchez ya no es considerado un hombre de palabra. Nadie le cree. Ni a él ni a su equipo. Claro que no es el único al que no le creemos. La lista es tan larga como representantes sindicales y políticos hay. Una pena. Lola García.