Vivir y morir dignamente: eutanasia y cuidados paliativos

Leticia Hermida Porto MÉDICO DE HOSPITALIZACIÓN A DOMICILIO DE A CORUÑA. MIEMBRO DE LA COMISIÓN DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA DEL COLEGIO MÉDICO

OPINIÓN

María Pedreda

26 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó el 25 de junio y la eutanasia pasa de estar legislada, pero no aplicable, a ser una medida que un paciente puede solicitar de forma real. Aprobar esta ley ha obligado a las instituciones a desarrollar en menos de tres meses los protocolos sobre el procedimiento burocrático a seguir, la guía técnica asistencial con los fármacos y la metodología para aplicarlos, crear la Comisión de Garantía y Evaluación y desarrollar más profundamente cómo valorar la capacidad del solicitante, la objeción de conciencia... Para todo ello ha habido maravillosos profesionales que han dedicado mucho tiempo personal a buscar y discernir las mejores opciones, así como desarrollar y prever los posibles escenarios.

El refranero dice que las prisas son malas consejeras y prisa es la sensación con la que me quedo. Y no me entiendan mal, no dudo ni un ápice del impresionante trabajo que han realizado los compañeros. Lo que me preocupa es que hoy cualquier paciente puede solicitar información sobre cómo tiene que hacer para iniciar el proceso y la mayoría no vamos a saber qué contestarles porque no ha dado tiempo a formar y aclararlo suficientemente, su aplicación ni otras muchas otras dudas que están surgiendo entre el colectivo clínico y el de los pacientes.

Hoy me preguntaron qué creía que era mejor, la ley de paliativos de Galicia (Ley de derechos y garantías de la dignidad de las personas enfermas terminales) o la de la eutanasia. Esa no es la pregunta que nos deberíamos hacer. Debemos dejar de enfrentar, como si en un ring de boxeo nos encontrásemos, los paliativos y la eutanasia. Lo que nos tiene que preocupar es si realmente escuchamos a las personas que en algún momento manifiestan su deseo de eutanasia. ¿Por qué se lo plantean?

Un enfermo de ELA expresaba en la radio que mientras pudiese hablar y comunicarse con su familia, respirar y alimentarse sin respirador ni sondas, para él era suficiente, pero si llegaba a perderlo solicitaba tener la posibilidad de parar y, estando con su familia, no sufrir. Y resulta que esos son los principales objetivos de los paliativos, controlar los síntomas, acompañar en el proceso e ir adecuando el esfuerzo terapéutico a la situación clínica del paciente, sin obstinación terapéutica, es decir, sin realizar medidas desproporcionadas y/o no deseadas por el paciente.

Cuando al paciente se le preguntó si recibía algún tipo de cuidados paliativos, él dijo que no, porque no tenía dolor y su enfermedad era neurodegenerativa, no era un cáncer. Y aquí está unos de los problemas reales que tenemos, pues la mayoría de la gente, sean sanitarios o no, solo asocian los paliativos con cáncer y dolor. Cuando una persona se plantea su futuro tras el diagnóstico de una enfermedad con mal pronóstico, crónica, degenerativa... busca esperanzas, soluciones, medidas que hagan más llevadero el presente y posible futuro, manteniendo su capacidad de decisión aquí, ahora. Y pensar en un sufrimiento que a priori crees que será intolerable o en la degradación física, mental… que te puede producir esa enfermedad es suficientemente duro como para que te plantees toda posible salida, y los cuidados paliativos de calidad no suelen estar en el horizonte por ser desconocidos o inasequibles.

Entonces es donde deberíamos todos entender que la eutanasia es una de las posibilidades, es algo real que debemos saber encauzar y manejar, aunque debería ser la excepción porque realmente hayamos conseguido cuidar a nuestros pacientes de forma integral.

También tenemos que entender que todo tiene unos plazos. La ley los plantea y en la mayoría de los casos, desde que alguien lo solicita de forma oficial hasta que se pueda aplicar, van a pasar como mínimo unos 30-40 días. No es algo que hoy lo decido y mañana se hace. Tiene un proceso que implica el solicitarlo una primera vez, valorar que cumple los requisitos y buscar con el paciente toda las alternativas. Si se admite esa solicitud, a los 15 días podrá realizar la segunda petición, que será de nuevo valorada con el paciente, revisada por un médico externo y, si finalmente se ve que cumple los criterios, se enviará a la Comisión de Garantías y Evaluación, que deberá revisar y ser la que admita el proceso de ayuda a morir.

Explico todo esto porque solo esto es eutanasia. Y tiene sus plazos. Y no es una decisión del médico, ni del familiar, es del paciente. Y nadie se la puede imponer. Es voluntaria.

Finalizo pidiendo de nuevo que los cuidados paliativos sean realmente de calidad y accesibles a todos los pacientes que los precisen.