Se comentó esta semana un debate en el Gen Playz de Televisión Española sobre políticas identitarias. Vale la pena verlo. Muestra por qué hay que reivindicar el pensamiento racional frente al emotivismo. Una intervención de la afrofeminista Rëha Xustina se hizo viral: contesta al socialista Guillermo del Valle, director de El Jacobino, que «el problema es ese concepto de racionalización que ha tenido siempre el hombre blanco europeo (…) lo queréis racionalizar todo y, ¡no!». Por supuesto, obvió por qué no. A Guillermo del Valle se le queda cara de pena y le dice con ironía: «Hay que socavar la razón».
El emotivismo impide argumentar y llegar a acuerdos. Primero porque lo prohíben: si no eres, como decía esta chica, mujer y negra, no puedes hablar de las mujeres negras, porque tu enfoque sería objetivo, desde fuera, y no subjetivo y desde dentro: el único conocimiento bueno. Sabes más cuanto más sientes, no cuanto más conoces. De manera que quien siente mucho fácilmente se tendrá por sabio, por una persona profunda. Viendo en el telediario unas imágenes del entierro de una cantante en las que aparecían seguidores llorando, un amigo viejo y sabio me dijo: «Mira, mira. Se creen buenos porque lloran». La negación de lo real conduce a una moralidad en la que importa solo lo que se siente.
Guillermo del Valle sostenía que cierta izquierda había abrazado las políticas identitarias, subproducto capitalista, y había abandonado la clase trabajadora (algo que se ha repetido mucho en esta columna). Le dijeron que empleaba un tono demasiado elevado y que no conseguían entenderlo, que era elitista. En otro momento le preguntaron: «Hablarlo de forma racional, ¿qué quiere decir?».
@pacosanchez