Gaza: mirar de frente

Sami Ashour LÍNEA ABIERTA

OPINIÓN

MOHAMMED SALEM | Reuters

03 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo el mundo se felicita y respira aliviado tras anunciarse el alto el fuego en la franja de Gaza, tras 11 días de ofensiva militar e intensos bombardeos por tierra, mar y aire. La vida sigue y la gente, aquí y en el resto del mundo, ya puede pensar en planear su verano, viajes, fiestas y vacaciones más que merecidas tras pasar la parte más dura de la pandemia. En cambio, la pandemia en Gaza es lo de menos. Allí tienen una pandemia mucho más duradera que se lleva muchas más vidas por delante, la ocupación, el bloqueo económico, las operaciones militares y la emergencia humanitaria permanente que sufren más de dos millones de gazatíes.

A partir del último día del mes sagrado del Ramadán y durante once largos y durísimos días, la población de Gaza ha sufrido una ofensiva militar demoledora. Las consecuencias son más de 240 civiles asesinados, entre los que hay 65 niños y 40 mujeres, además de casi 2.000 heridos, la mitad niños, mujeres y ancianos. Según datos manejados por la UNRWA (agencia de la ONU para los refugiados palestinos) se han contabilizado alrededor de 115.000 personas desplazadas, bien por bombardear sus casas de forma total o parcial, bien huyendo de las zonas más bombardeadas.

Todos estos no pueden ser considerados simples números, son datos que representan a las personas que perdieron la vida o parte de ella. Gente que muere sin razón, gente que perdió sus viviendas y sus negocios.

Como seres humanos que somos no podemos olvidar a estas personas y dejarlas a su suerte. Lo que está ocurriendo en la zona de Gaza no debe dejar indiferente a nadie. Allí viven hombres y mujeres de carne y sangre, iguales a cualquier otro ser humano. Tienen familias y seres queridos. Son niños, jóvenes y ancianos con, exactamente, los mismos deseos y sueños que cualquier otro niño, joven o anciano del mundo, y que no es más que el anhelo de vivir en paz y prosperidad. Hago este llamamiento no como palestino, ni árabe, ni musulmán, sino como ser humano.

En Gaza muere gente no solo por bombardeos, sino también por el bloqueo económico que dura ya catorce años, y por la falta de atención médica, así como de productos básicos. Mueren ciudadanos y mueren sus sueños antes.

Todos debemos hacer algo, pero nunca mirar para otro lado y mantenernos en silencio. Debemos reclamar libertad, dignidad, derechos y el fin de la ocupación más duradera en la historia reciente.