Horizonte 2050: había que intentarlo

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

M.FERNÁNDEZ. POOL

21 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo malo, quizá lo único malo, del trabajado documento 50 objetivos para 2050 es que, al mismo tiempo que se presentaba, en una de las partes de España empezaba a nacer un gobierno concebido para romper esa España ideal que un centenar de sabios escribieron a Pedro Sánchez. Lo dudoso de que ese documento consiga el «gran diálogo nacional» es que ahora mismo no se dan las condiciones para abrirlo. Lo acabamos de ver nada menos que ante la agresión de una potencia extranjera, y ni ante eso los partidos dieron un ejemplo de unidad. Al revés: un socio del Gobierno, Podemos, propuso para el Sáhara la solución que más irrita a la potencia agresora. Y el gran líder de uno de los partidos que van a gobernar Cataluña proclamó el derecho de soberanía de la potencia sobre las ciudades españolas del norte de África.

Permítanme estas anotaciones iniciales -podría añadir bastantes más- para contener el entusiasmo ante el documento presentado por Pedro Sánchez. Mi propio entusiasmo, quiero decir, porque mis lectores saben cuánto he criticado el cortoplacismo de la política española y la ausencia de un proyecto de país a largo plazo. Ese es uno de nuestros grandes problemas, derivado de nuestra estructura constitucional: mientras los presidentes de gobierno, central o de comunidades autónomas, tengan capacidad legal de convocar elecciones cuando les convenga, tendremos elecciones, generales o autonómicas, cada pocos meses. Y metidos en permanente campaña electoral, los objetivos se limitan a ganar las próximas elecciones.

Eso es el cortoplacismo que sufrimos, que desboca las prisas por llegar al poder, hace imposible los grandes acuerdos y tiene a nuestros líderes y partidos en una lucha no solo permanente, sino a veces indecente. Lo vemos todos los días. Por eso, ver que existe un intento de mirar al horizonte 2050 -supongo que serio por la categoría intelectual de sus autores- me parece un paso que había que dar. Es un noble empeño de sacarnos de las miserias de la contienda diaria. Y me duele que analistas a los que respeto lo tomen de cachondeo, sencillamente porque es de Iván Redondo y de Pedro Sánchez o porque resulte muy gracioso decir que «Sánchez no sabe lo que ocurre hoy para saber lo que ocurrirá dentro de treinta años». Habrán leído o escuchado ustedes ese comentario. Y coincide bastante con el recibimiento que le hizo Pablo Casado, a quien le parece «un insulto» que se hable del futuro con los problemas que tenemos.

Otro día hablaremos del contenido, porque comprenderán ustedes que 675 páginas no se pueden leer en un día. En los avances que se hicieron, naturalmente hay aspectos que no me gustan y ausencias que me inquietan, como la dimensión de ese Estado que nos saldrá tan caro o alguna propuesta sobre la integración territorial. A pesar de todo, insisto como primera opinión: había que intentarlo.