A la madrileña, también es nacionalismo

Nieves Lagares
Nieves Lagares PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

Jesús Hellín | Europa Press

05 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Estas elecciones han hecho correr ríos de tinta desde su convocatoria. Ayuso aprovechó un fatídico error de Ciudadanos en Murcia para lanzar su ataque a los disidentes de la coalición de Gobierno en Madrid; Casado vio la oportunidad de hacer de este ataque un órdago al centro derecha en España y volver así a la senda bipartidista que añora; el escenario para hacer de Madrid un símbolo estaba servido. Todos contaban con la singularidad de la presidenta, con esa personalidad que no deja a nadie indiferente, con ese estilo castizo, incluso chulesco, en el buen sentido madrileño, que igual le ha servido para hacer de la gestión de la pandemia un continuo desafío al Gobierno de Sánchez como para mirar a la extrema derecha con aires de demócrata sin sonrojarse. Lo cierto es que ese liderazgo tipo Sarah Palin, basado en un modelo de realismo cínico de la vida, cobraba ahora una nueva dimensión alimentada por la pandemia y la polarización mediática.

Pero hay algo con lo que nadie contaba que forma parte del éxito de Ayuso, y que ya desde hoy supone un problema para Casado y para algunos barones del PP, incluido Feijoo. Vivir a la madrileña no es solo un desafío de la hostelería de la capital al Gobierno de Sánchez, es la singularidad nacional de la corte frente a los nacionalismos periféricos, es un desafío identitario del que Madrid carecía, donde la libertad no es otra cosa que la extrema capacidad de decisión, vamos, la «autodeterminación de las cañas», que diría el presidente del CIS.

Cuando Miguel Conde creó el Vivamos como galegos estaba tejiendo una identidad, un espacio de pertenencia del que todos nos sentíamos parte, ese fue el éxito enorme de aquella campaña. La campaña de Ayuso navega por los mismos mares, y cuando lo hace está construyendo una nueva identidad para Madrid, una identidad que la capital necesitaba y que seguramente no había vuelto a tener desde Tierno Galván (no comparo a Ayuso con el profesor, pero sí con su construcción identitaria).

Ayuso no se ha refugiado en el nacionalismo español, ese territorio lo compartía con Vox y con Casado, táctica y estratégicamente. La presidenta se ha ubicado en un territorio exclusivamente suyo y excluyente de los demás, el nacionalismo madrileño; con un solo jugador y con muchos ciudadanos a la búsqueda de refugio. Casado no estará hoy contento, tampoco Feijoo; no creo que ese sea el territorio en el que se encuentran cómodos la mayoría de los votantes del PP, al menos los gallegos, porque «a la madrileña» también es nacionalismo y, a mí, los callos me siguen gustando con garbanzos.