Darle la vuelta al feísmo gallego

Brendan Boyle, Escritor irlandés afincado en Pontevedra EN LÍNEA

OPINIÓN

María Pedreda

15 abr 2021 . Actualizado a las 10:52 h.

Llevo poco más de un mes en Galicia y aún tengo muchas preguntas: ¿qué significa el «malo será»? ¿Por qué te dan una tapita de bizcocho con el café? Mejor dicho, ¿por qué no lo hacen en Madrid? Pero hay otro tema que me ha llamado la atención sobre mi nueva y preciosa ciudad, Pontevedra: ¿por qué hay tanto abandono en el corazón de la ciudad? Existe una multitud de espacios en ruinas y no parecen que estén así por el covid. Antiguas casas invadidas de malas hierbas, ventanas rotas, puertas cubiertas con pintadas. Este feísmo transmite una sensación de privación, algo que contamina sus alrededores.

Hace unos meses el economista y compatriota David McWilliams declaró el estado de casas vacías y edificios en ruinas en Irlanda una forma de vandalismo: «El abandono es antisocial. Los edificios abandonados generan una sensación de abandono y desprecio, lo que da permiso para aún más abandono». ¿Cómo hemos llegado a un punto donde una de las ciudades más preciosas de todo el país tiene tanto destrozo justo donde pasan miles de peregrinos y turistas cada año? No tiene sentido, ni social ni financiero, y está perjudicando a la ciudad durante un momento de muchos cambios sociales y disrupción.

Después de todo lo que ha pasado durante los últimos catorce meses, mucha gente está valorando su vida. Todos nos hemos dado cuenta de lo importante que es tener una vida saludable, aire limpio y espacios naturales. Además, hemos demostrado que sí se puede trabajar con productividad desde nuestras casas, logrando un equilibrio entre la vida laboral y social.

Hay grandes cambios que están pasando ahora en España. Soy prueba viviente de ello. Hace muy poco cambié Gran Vía y Callao por las Rías Baixas y la praza da Leña. Para mí la tierra verde, el mar, la música celta (y claro, la lluvia) es home

Al ver espacios en ruinas me entra una tristeza inmensa, pero en la vida hay que ser positivo. Estos edificios son oportunidades; oportunidades para crear pisos económicos, espacios de coworking, think tanks y centros de digitalización para los sectores más tradicionales. 

Para atraer a gente joven y familias hay que crear la infraestructura que les permitan trabajar aquí. Si no, hay muchas otras ciudades que sí lo harán.

Hay que darle a la gente más razones para venir a Galicia, más allá de la tremenda calidad de vida que disfrutamos en esta tierra. En una ciudad todo está vinculado. Con menos abandono se crearían espacios útiles para atraer empresas, más oportunidades de empleo, más vida. Esta inversión garantizaría el desarrollo sostenible de Galicia, una oportunidad única teniendo en cuenta que están a punto de finalizar las líneas de AVE para conectar esta comunidad con el resto del país. Es ahora o nunca.

Según McWilliams, para acabar con el abandono hay que introducir una ley de use it or lose it (úsalo o piérdelo): impulsaría incentivos para los propietarios que estén dispuestos a convertir su espacio en algo útil e impuestos para los que se nieguen a hacerlo. Si los propietarios, desafortunadamente, han fallecido, la Xunta de Galicia tiene que gestionar mejor el proceso de herencia. Sería en beneficio de todos. 

Parece que la Xunta está realizando un trabajo muy importante para frenar la despoblación en la comunidad. Eliminar el vandalismo es el próximo paso. Inversiones así no son costes, son estrategias inteligentes para asegurar el futuro de Galicia. Aunque espero no vivir jamás otro año como el de la pandemia, es cierto que el covid nos ha dado una oportunidad enorme para dibujar un futuro ilusionante para la región.

No la desaprovechemos.