Otra reivindicación también es posible

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

04 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La situación de la mujer en pleno siglo XXI precisa que todos los días del año se conviertan en un 8M. Y aun así, la reivindicación resultaría insuficiente. Pero en estos tiempos, con más de 80.000 muertos a la espalda, con 350 nuevos fallecidos cada mañana y con 10.528 víctimas mortales en febrero, se hace imprescindible conocer la realidad de la situación para obrar en consecuencia. Porque la desinformación nos ciega.

Por eso vamos a tener que imponer a dirigentes y no dirigentes, como actividad imprescindible, la lectura diaria de los periódicos. Que ya sabemos que hay que cerrar la mitad de ellos y controlar la otra mitad, pero mientras no encaramos la medida se hace necesaria su lectura. Porque no se enteran. Cuando sufrimos los daños de la relajación de la Navidad y Europa apuesta por una desescalada más lenta que la nuestra, y cuando los virólogos alertan de un incremento de víctimas mortales, estamos pensando en salir a la calle para celebrar el 8M. Como si fuese el último de nuestras vidas.

La pandemia no es aliada de las reuniones. Por mucho que sean 500 los participantes el próximo lunes, como se pretende. Cierto que, como nos iluminó lúcidamente el gran Fernando Simón, no es lo mismo manifestarse en la calle que ir debajo de un paso de la Semana Santa. Claro que tampoco es lo mismo manifestarse el 8M que quedarse en casa. Mantenemos las mismas acciones de protesta y reivindicación que en 1850 cuando surgieron las primeras, pese a vivir en una sociedad digitalizada y que nada tiene que ver con aquella. Nunca nos planteamos que existen otras posibilidades, más en una situación como la actual. Aplausos, caceroladas, protestas online, exhibición de banderas, pancartas o lazos; no manifestarse en la calle no es renunciar, porque otra reivindicación es posible.

No hay que aguardar al 8M para reivindicar el desprecio y maltrato que damos, en todos los órdenes, a las mujeres. Pero solo entendemos que quienes proponen hacerlo tomando las calles, como nos incitaron desde el Gobierno, han perdido la cordura. Y es lo último que les faltaba por perder.