El pijama de Jodie Foster

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

03 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las ceremonias de premios en tiempos de pandemia son todavía un sí pero no. Si a estos espectáculos de postureo les quitas la alfombra roja, los vestidos, las fiestas y el público famoso para después capturar a los candidatos en un casillero de ventanitas con videollamadas, la gala queda un poco roma. Es el signo de los tiempos y la industria del entretenimiento ha llegado a este momento del año en que le toca celebrar lastrada por la incertidumbre y obligada a hacer el esfuerzo de mirar hacia adelante.

El pijama de lujo que lució Jodie Foster el domingo para recibir desde casa su Globo de Oro virtual como mejor actriz de reparto fue la mejor metáfora de este querer y no poder. Perfectamente maquillada y enjoyada, pero descalza y con ropa de dormir, la actriz agradeció el más extraño de sus premios asegurando que se sentía como «en una fiesta de pijamas». Y así tantas cosas. Hubo nominados muy arreglados, premiados en sudadera, hijos y mascotas ocupando plano. Y sobre toda la gala sobrevoló esa tensión asociada a la dependencia de la tecnología que preside ahora la vida. Fallos técnicos, micrófonos desactivados, segundos de retardo en reaccionar a un premio. Ni siquiera se entendió bien por qué las presentadoras, Amy Poehler y Tina Fey, estaban en dos ciudades diferentes para luego hacer coincidir su imagen en la misma pantalla.