De lobos, miedo y muerte

Juanpe Blanco Mira AL DÍA

OPINIÓN

Ana Retamero

28 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El  pasado 20 de febrero, un conocido rotativo publicó un artículo en el que se cataloga al lobo ibérico de alimaña que, cito textualmente, mata todo lo que encuentra. El artículo evidencia una clara oposición a la tan esperada ley que prohíbe la caza del lobo en toda la Península, en un intento de seguir amedrentando al público con fotografías de ganado muerto que no especifican fecha ni certificación alguna que acredite que los animales fueron matados por lobos. Puro sensacionalismo.

Me llena de indignación leer afirmaciones que ignoran años de trabajo de cientos de biólogos y científicos consagrados al estudio de las especies. El lobo, una especie apical, es el depredador más influyente en el control poblacional, es decir, de sus presas, en sus respectivos territorios. La caza ejercida por los lobos resulta, de hecho, beneficiosa para la ganadería, ya que los cánidos depredan, siempre que pueden, ejemplares débiles o enfermos. En el caso del jabalí, que contrae tuberculosis y la puede transmitir al ganado, el lobo evita la propagación, ya que cazará preferentemente ejemplares enfermos. Pura selección natural.

El ataque a la especie no puede partir del simple argumento de los efectos económicos de su depredación sobre el ganado, porque el lobo carece de algo de lo que nosotros disponemos: conciencia. El lobo no sabe que matando al ganado afecta al ser humano, pero el humano sí sabe que matando al lobo está afectando a todo el ecosistema.

¿Nadie recuerda ya la berrea del venado, el ulular del búho, el aullido del lobo…? No podemos negociar con la naturaleza, no podemos exigirle todavía más. Esto no va de campesinos y urbanitas, ni de ecologistas y ganaderos: lo único realmente importante es luchar por una coexistencia que vaya más allá de etiquetas que sirven tan solo para desacreditar al otro y seguir alimentando un conflicto absurdo. Ha llegado la hora de debatir como seres civilizados y establecer medidas reales para, como dijo el gran Félix, proteger a una madre que no se queja, que nos lo ha dado todo y a la que estamos matando.