Nuria al desnudo

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

10 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre otros muchos, el virus también ha desatado el miedo al arribista, el típico trepa que aguarda camuflado en la tramoya a que el actor principal tenga un traspié para ocupar su lugar en la escena. Es fácil suponer que en estos meses de confinamientos intermitentes, ahora sí ahora no, en muchos puestos se han producido vacantes abruptas que han dejado el camino libre a quien aspiraba a progresar. Las leyes de la física demuestran que todo vacío tiende ser ocupado y que es en el sedevacantismo cuando se producen movimientos inesperados. Con la economía patas arriba, el riesgo del sálvese quien pueda también puede ser una secuela de Todo Esto.

El libreto del proceso quedó escrito con maestría por Joseph Mankiewicz en Eva al desnudo, con la pánfila Anna Baxter arañando a la leona Bette Davis, insegura en su madurez y en sus certezas de que la dulce e irrelevante Eva tenía un plan cuya gasolina era la ambición pero también la fuerza imparable de la juventud. El resultado forma parte de la historia del buen cine, ese que trasciende al entretenimiento para convertirse en una lección de vida.

Tras quince años al frente de El Hormiguero, con sus audiencias en la mochila pero también su propensión a decir chorradas glaseadas en caspa, Pablo Motos ha tenido que quedarse en casa en compañía del virus mientras en plató la bella y refrescante Nuria Roca demostraba que nadie es imprescindible. Imposible no pensar en Eva en lo acontecido estas semanas, aunque en este caso la lección sea otra: a veces, que el protagonista se accidente al abandonar el teatro le abre la puerta a sustitutos mejores. Motos volverá a su programa pero los espectadores ya saben que otra forma de hacer las cosas es posible.