Los trumpistas en Cataluña

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

01 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El trumpismo es una enfermedad muy grave y extendida de la democracia. Y no se acaba, ni mucho menos, con la salida de Trump de la Casa Blanca. Como ha dicho Obama, ahí están, y con voluntad de no irse nunca, Putin, Erdogan u Orbán, representantes de los llamados regímenes iliberales, autócratas que se parapetan bajo la fachada de seudodemocracias en las que los derechos y las libertades cada vez están más recortados. China ni siquiera tiene la necesidad de subterfugios, es claramente una dictadura represiva liderada por Xi Jinping, aceptada como tal por la comunidad internacional. Una superpotencia fortalecida por una pandemia que surgió en suelo chino y ha hundido a las democracias occidentales. Mutatis mutandis, aquí también tenemos nuestros propios trumpistas, los independentistas catalanes. Su dialéctica es similar: creación de un enemigo externo (lo que llaman el Estado español o Madrid nos roba), nosotros contra ellos, exacerbación de la división social, dar por bueno un referendo fake e ilegal sin participación de la oposición, divulgación de mentiras, ataque a las instituciones, en especial a la Justicia... Incluso ha habido un atisbo muy peligroso de deslegitimar las elecciones del 14F, no sea que vayan a perder. Afortunadamente, España no es Rusia ni Turquía ni Hungría, sino una democracia que funciona razonablemente y permite la alternancia. En Cataluña sí es posible desalojar del poder, mediante el voto, a quienes ¿han gobernado? contra más de la mitad de los catalanes, con presidentes tan destructivos y sectarios como el huido Puigdemont o el inhabilitado Torra, que insisten en que volverán a desafiar el orden constitucional. El 14F, los catalanes tienen la palabra.