De los gallegos se dice que somos personas indecisas, que nunca se sabe si subimos o bajamos, y que siempre respondemos con una pregunta o un depende. Un tópico más de los que se nos han colgado a lo largo de la historia. Conocemos de sobra si nuestro destino está arriba o abajo, lo que pasa es que no siempre deseamos que nuestro interlocutor sepa ese dato. Por otro lado, qué mejor respuesta que un depende para escapar de presuntuosas pontificaciones.
Y no somos indecisos y sabemos perfectamente si subimos o bajamos porque somos gente informada. Demandamos más información que nadie, según leo en las páginas de sociedad de La Voz de Galicia. El sondeo, en el que se basa la noticia, muestra un apego de la ciudadanía gallega por la información local, sanitaria, cultural y medioambiental y, al ser serios y responsables, nos interesa menos la nacional, dado que, como vemos crecer la hierba, no damos mucha credibilidad a la pésima gestión del Gobierno Frankenstein. Aún así, en esto último, solo Madrid nos supera con un 81 % frente al 80 % gallego con una media nacional del 77 %.
Como jurista no puedo dejar de acudir a las tan manidas presunciones. No voy a resultar tan arrogante como para pretender que lo dicho hasta ahora es una presunción iuris et de iure, es decir, de aquellas que no pueden ser atacadas por prueba en contrario pues la ley establece la certeza del hecho. Me conformo con retar a quien quiera ser retado a que demuestre que los gallegos no somos de los españoles más informados y decididos. Dependiendo, eso sí, de que subamos o bajemos en relación a que nuestros objetivos se encuentren en un lugar u otro.
Admito la presunción iuris tantum, salvo prueba en contrario, por si alguien se anima a perder el tiempo buscando información acerca de que los gallegos somos como indican los ridículos tópicos.