El efecto Salvador y el defecto Illa

OPINIÓN

E. Parra | Europa Press

27 ene 2021 . Actualizado a las 10:10 h.

Hay cosas que solo pasan aquí: que un ministro de Sanidad tome las de illadiego en el escenario más parecido a un apocalipsis zombi; que los mismos que pidieron su dimisión cuando estaba protesten ahora porque se va, como si para ser oposición tuvieses que sacarte el título de perro del hortelano. Salvador Illa se marcha, pero la deficiente gestión de la pandemia se queda, pues se quedan los reinos de taifas y se queda Sánchez, que es el que manda carallo. Illa pasó ayer en la Moncloa por delante de un espejo. Es difícil saber cuál es el Illa de verdad y cuál el de mentira. Por lo menos, no se asomó a preguntar «espejito, espejito, ¿quién es el más...?». O sea, no se comportó como un político español al uso, acaso su gran virtud para el 14F. Pero, claro, es un político: su lealtad a Pedro Maquiavelo Naíf Sánchez deja en mal lugar su fidelidad a quienes el virus se llevó. ¿Que el covid hubiese causado los mismos estragos con otro? Eso nunca se sabrá. Sucedió con él.