Brevería. La vaca, la vacuna y la pandemia

Doktor Pseudonimus

OPINIÓN

23 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

De repente una ola de temor y de tristeza ha invadido todo el mundo. Un ser minúsculo e invisible nos ha llevado a nuestros seres más queridos y también nos obliga a confinarnos a todos los demás. Besarse y abrazarse está ahora mismo prohibido y estrechar una mano resulta ya un pecado capital. Todos vivimos pendientes de que una palabra mágica pueda convertirse en uso general. Mientras eso no ocurre me voy a permitir transcribirles un poema de Eichendorff: «Schlafen ein Lied in allen Dingen, die da träumen fort und tort und die Welt hebt an zu singen, triffst du nur das Zauberwort». Duerme una canción en todas las cosas/ en la que sueñan una y otra vez/ y el mundo empezará a cantar una y otra vez si tu encuentras la palabra mágica Zauberwort. La palabra mágica hoy es la vacuna. Algo que debemos a la capacidad de observación de Edward Jenner quien en el año 1796 fue el primero en reconocer que las mujeres que ordeñaban las vacas solían presentar en sus manos una especie de pústulas. Pero cuando llegaba una epidemia de viruela sobrevivían siempre a la terrible enfermedad. Así fue como nació la vacuna. Una deuda más que tenemos con ese ser tan tranquilo, sabio, útil y ¡gallego! como es la vaca. Por eso el lenguaje, siempre más sabio que nadie, inventó el verbo vacunarse.

www.sansalorio.es