Muertos por Trump

Cartas al director
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OPINIÓN

MICHAEL REYNOLDS

08 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando seguir a un presidente no tienen sentido

Morir es condición de cualquier ser vivo; lo que resulta inaudito es perder la vida a causa de las provocaciones y mentiras lanzadas por Donald Trump. ¿Se imagina usted morir por él? (Me estremezco solo de pensarlo). Sin embargo, cuatro personas han fallecido -por el momento- en los disturbios en Estados Unidos en la noche del día de Reyes. Uno de los muertos era una mujer joven, que había estado en el Ejército. Su cuerpo cayó desplomado dentro del Capitolio, a donde llegó impulsada por las palabras de un presidente que incita al odio con un objetivo: intentar huir de la justicia tras los desmanes realizados por él y su familia en la Casa Blanca. Me pregunto quién era aquella mujer; si tenía hijos, padres o hermanos, y si le compensó perder la vida por culpa de un azuzador de masas que solo vela por el beneficio propio. Marisa García Rodríguez. Vigo

 ¿Y Simeone?

No esta muy claro lo que quiso decir Simeone al final del partido contra el Cornellá, en el que su equipo sucumbió estrepitosamente y quedó apeado de la Copa por un modesto pero dignísimo rival, al que, indudablemente, subestimó, como ya le ocurrió el pasado año con la Cultural Leonesa. No es nuevo, por tanto, un «incidente» de estas características en la brillante trayectoria del entrenador argentino en el Atleti, pero que ocurra en un momento en el que el equipo rojiblanco marcha destacado en la Liga supone un «chasco» considerable, y un jarro de agua fría a una afición que no se merece este disgusto. Lamentarse ahora no sirve de mucho y menos que sea el propio Simeone quien deje en el aire un interrogante sobre su continuidad, cuando lo que toca es superar cuanto antes el batacazo. Enrique Stuyck. Madrid.

Carta al señor Rego

Señor Néstor Rego: Es loable su interés por asegurar que las fuerzas armadas estén libres de totalitarismos (sea fascismo, comunismo, nazismo, nacionalismo extremo, etcétera). Le voy a dar una gran noticia: lo están. Vuestra excelencia ha logrado el cese del jefe de estudios de la escuela de La Graña. Y lo ha hecho gracias a su poderosa posición de diputado, con más capacidad de influencia que ese modesto trabajador de las fuerzas armadas. Pero vuestra excelencia, si en vez de hablar con su autoridad de diputado, lo hiciera en conversación con amigos, reconocería sin pudor que ese honrado trabajador, gallego por cierto, como usted, no tiene convicciones franquistas ni totalitarias, ni ha escrito de su puño y letra ese episodio, con propósito de escarnio y humillación, ni ha montado ninguna fiesta para celebrar ningún hundimiento. Se ha limitado a poner en la orden una de las efemérides que constan en el libro de efemérides que se utiliza habitualmente para este fin, como lo hacía yo en los años en que ocupé su puesto. Podría reprochársele, a lo sumo, una cierta falta de supervisión, comprensible cuando se tiene mucha documentación que despachar y se presta algo menos de atención a aquello que se sabe copiado de un libro de uso oficial. Es, sin duda, desacertado recordar efemérides de la Guerra Civil, que como guerra fratricida nunca jamás debiéramos remover (aunque haya quienes se empeñan en hacerlo). Pero es desproporcionado, malintencionado y oportunista pedir de forma entusiasta el cese del jefe de estudios, que no ha tenido la mínima intención de ofender a nadie, e incluso quejarse de que la medida es insuficiente. Mientras, por poner uno de tantos ejemplos, en el mismísimo museo Reina Sofía se mantiene una exposición blasfema que sí ofende a millones de españoles católicos, pero a su director no lo cesan. No olvidemos que la justicia se basa en el sentido de la proporcionalidad. Cuando lo desee, me brindo a hablar, cara a cara y sin cámaras ni micrófonos, sobre fascismo en las fuerzas armadas; quiero decir, sobre el fascismo que aún no he encontrado en mis 33 años de vida militar. José María Fuente de Cabo.