Hombre, yo no creo que el Registro de la Propiedad deba ser un empleo hereditario, ni la alcaldía de un pueblo, ni, en fin, mi dentista. Pero pasa. Hay infinidad de notarios hijos de notarios y de políticos nietos de políticos. La jefatura del Estado es un cargo confuso, porque se equipara al lugar que ostentan por ejemplo la bandera española y el himno nacional (que por cierto, también se someten constantemente a críticas y ataques). El país más importante del mundo, los Estados Unidos, no tiene más jefe del Estado que el presidente del Gobierno. Y si es Trump se aguantan. Yo, que poco a poco me voy volviendo más animal, creo que la democracia es un invento del ser humano, que no existe en ningún otro ser vivo del universo conocido (es decir, la Tierra). Y que le damos demasiada importancia. Porque igual que no se puede votar si echamos al vecino del quinto porque es del Celta (B), tampoco debe ser necesario convocar unas oposiciones cada cuatro años para la jefatura del Estado (ni para la bandera, ni para el himno). Llevo un tiempo diciendo que el gran enemigo de la monarquía en este país no es Pablo Iglesias, sino Juan Carlos de Borbón. Y que los españoles debemos defendernos incluso de nuestros reyes. Y si ahora nos cargamos la monarquía, el campechano habrá ganado la batalla. Creo que tenemos al mejor candidato -no lo olvidemos: casado con Letizia Ortiz y amigo de Joaquín Sabina-. Si hemos sobrevivido a Isabel II, podremos con todo.