Fraude de ley en la Administración
Leyendo una carta al director respecto a la interinidad prolongada, he constatado la doble vara de medir y la demagogia existente respecto al personal de las administraciones públicas. Si en una empresa privada se contrata de forma irregular saltándose a la torera la normativa, todos estamos de acuerdo en que lo justo es obligar a la empresa a regularizar el contrato del abusado fijándole en su puesto con todos los derechos que le correspondan. Pero si se trata de las administraciones públicas no pasa igual. Típica mentalidad española de «que se joroben los funcionarios». Si un interino o personal laboral lleva muchísimos años sin poder optar a hacer suya la plaza que ocupa, saltándose la normativa que las propias administraciones obligan a seguir a otros, no vale decir ahora que se saquen esas plazas a proceso selectivo libre y listo. Esa gente ha estado haciendo su trabajo en fraude de ley, y tienen una capacidad adquirida y un mérito que un chaval de veintitantos no tiene. Y la situación personal está condicionada por su situación laboral, así que no se puede decir que un padre o madre de familia de 50 años va a competir en igualdad de condiciones con un chaval recién licenciado. No tienen las mismas condiciones de igualdad, mérito y capacidad. La solución a la situación de los abusados debe ser excepcional, ya que no son culpables de las irregularidades que año tras año han llevado a cabo las administraciones. No se trata de impedir a alguien acceder a un empleo público. Se trata de hacer justicia con aquellos que han accedido antes y no se les ha garantizado los derechos que les corresponden. Y sobre la forma de acceder en su momento habría mucho que decir, pero en su mayoría sí lo hicieron cumpliendo los principios de igualdad, mérito y capacidad. A. V. G. A Coruña.
Nadie defiende a los jóvenes
Me parece sorprendente que todavía no haya surgido ningún partido político en Europa creado por y para jóvenes. Los boomers han instaurado un sistema del que se aprovechan desde arriba hasta abajo. Nosotros, infinitamente más formados, si optamos por el camino de la empresa privada debemos pagarles la mitad de nuestro sueldo a través de unos arrendamientos que viven en una burbuja. ¡En qué iban a invertir su dinero si no era en pisos! La otra mitad del sueldo va para unas pensiones que nosotros nunca vamos a disfrutar. De que el importe de la pensión sea superior a un buen salario ya hablaremos otro día. Por otro lado, si se opta por lo público chocas contra unas listas de interinos de boomers que lo único que han hecho es apuntarse sin haber demostrado ningún conocimiento. Ni se nos ocurra pensar que los sindicatos van a defender a los opositores en vez de a los interinos en pro de un sistema libre basado en los principios de igualdad, mérito y capacidad. En definitiva, se aprovechan del sistema que ellos mismos han montado, exprimiéndolo hasta el máximo, y nos van a dejar sin estado de bienestar a nosotros, los jóvenes. Roberto Martínez. Santiago.