Hipotiroidismo, la vida a «cámara lenta»

Manuel de Sas Fojón, jefe de endocrinología de Povisa FIRMA INVITADA

OPINIÓN

María Pedreda

09 dic 2020 . Actualizado a las 11:31 h.

Como su nombre indica, el hipotiroidismo es la escasez de hormonas tiroideas en sangre; usando un símil cinematográfico podríamos explicarlo como si todo el organismo funcionase a «cámara lenta» debido a un enlentecimiento de las funciones vitales. Se caracteriza por una insuficiente producción de hormonas por la tiroides, una glándula endocrina con forma de mariposa localizada en la región anterior del cuello. Esas hormonas, la tiroxina y la triyodotironina (también conocidas como T4 y T3), son las encargadas de regular el metabolismo de casi todas las células y sistemas del organismo (corazón, cerebro, aparato digestivo, piel, etcétera).

El hipotiroidismo es una enfermedad muy frecuente, pudiendo afectar hasta el 10 % de población; la incidencia aumenta con la edad, siendo más común en mujeres, y, aunque no sigue reglas fijas de herencia, la agregación familiar es casi la norma.

Tiene especial importancia en la mujer joven, ya que puede afectar a la fertilidad y producir complicaciones en el embarazo, como parto prematuro o problemas de desarrollo del feto. Durante el embarazo aumentan las necesidades de hormona tiroidea, por lo que se puede manifestar un hipotiroidismo no existente previamente. Por eso, la valoración de la función tiroidea se ha incorporado a la atención obstétrica incluso en el período pregestacional, lo que ha supuesto un gran avance en los resultados perinatales.

Entre las causas de esta patología, la más frecuente en nuestro medio es el hipotiroidismo autoinmune, también denominado Enfermedad de Hashimoto, producida por un error del sistema inmunitario, que provocará que los autoanticuerpos lesionen el tiroides y disminuyan su función. Otra causa común es la extirpación quirúrgica del tiroides por presencia de nódulos o tumores que pueden ser malignos o benignos.

También es necesario nombrar el hipotiroidismo congénito, que ya está presente al nacer y, si no recibe tratamiento, va a producir una severa discapacidad por afectación del desarrollo psicomotor, concretamente talla baja y mínimo coeficiente intelectual, lo que es conocido como cretinismo. Afortunadamente, hoy en día se detecta con la prueba del talón en el recién nacido, evitando con el tratamiento precoz las fatales consecuencias, siendo un ejemplo espectacular y paradigmático de medicina preventiva.

Por último, hay que señalar también el hipotiroidismo por bocio endémico, que se da en zonas con deficiencia de yodo, ya que este es necesario para la producción de hormonas tiroideas. En la Galicia de hace muchas décadas, como en las Hurdes, objeto de estudio del doctor Gregorio Marañón, representaba un grave problema, sobre todo en zonas aisladas, con dietas poco variadas y ricas en verduras del género brassica, como los grelos. Sin llegar a estos extremos, el aporte de yodo sigue siendo muy necesario para la población y, principalmente, en embarazadas. De ahí, el consejo que damos los especialistas: que la sal que se utilice sea yodada y suplementar con yodo a las gestantes.

Los síntomas del hipotiroidismo son debidos a la disminución de las hormonas tiroideas en sangre, que producen ese enlentecimiento -comentado anteriormente- de todas las funciones. Por ello puede aparecer cansancio, apatía, intolerancia al frío, estreñimiento, aumento de peso, irregularidades menstruales. Algunos pacientes presentan unos rasgos muy típicos, como la cara hinchada, pérdida de pelo en las cejas y sequedad en la piel. Son manifestaciones inespecíficas, pero que en su conjunto pueden orientar al diagnóstico.

Hoy en día la mayoría de los pacientes están asintomáticos o presentan síntomas leves, por lo que el diagnóstico suele ser un hallazgo de laboratorio; con un simple análisis, que ya se hacen de rutina, podemos determinar con exactitud la cantidad de hormonas tiroideas en sangre.

El tratamiento del hipotiroidismo consiste en aportar la tiroxina para suplir su déficit en el organismo. Una vez pautada, lo habitual es que el paciente tan solo precise un control anual, llevando una vida absolutamente normal. Además existe un tipo de hipotiroidismo, leve o subclínico, que en algunos casos no va a necesitar tratamiento.

Aunque no existen enfermedades crónicas buenas, es difícil imaginar una mejor, ya que esta patología se puede controlar fácilmente, con solo un comprimido diario, por vía oral, sin efectos secundarios, y además, a bajo coste.