Estamos en buenas manos

César Casal González
césar casal CORAZONADAS

OPINIÓN

29 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cita del Deuteronomio. «Y tus cielos que están sobre tu cabeza serán de metal; y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Y palparás al mediodía, como palpa el ciego en la oscuridad». Ya el Deuteronomio describía a España, al callejón sin salida de la política española, a la España de la pandemia. Ha pasado el entusiasmo de los primeros acoplamientos del Gobierno de coalición. Los abrazos de Pedro y Pablo son abrazos rotos. Es el desgaste de cualquier matrimonio en meses de peste y estrechez. ¿Todo esto que está sucediendo es un cálculo demoníaco de Pedro Sánchez o es el final? Esperemos que el presidente de acero, el hombre imperturbable, lo tenga todo medido. Que sus cesiones sean de ida y vuelta. Que pasada la faena presupuestaria se cobre el cadáver político de Iglesias. A esa esperanza lo fiamos todo. Porque lo cierto es que, de momento, se puede decir que Pedro nos está dejando en buenas manos. Protagoniza una dejación sin precedentes. Ha cedido lo que tiene que ver con el CNI y la opinión sobre la monarquía a Pablo Iglesias, experto espía y amante de la república. El cariño por los reyes nunca lo esconde. 

Para seguir con su reparto por parcelas y parceliñas para sumar los votos que lo mantendrán en la Moncloa un mínimo de tres años (veremos si no son siete, con otra victoria por la mínima, frente a ese Casado que sigue convertido en niño feble), Pedro se ha puesto a hacer regalos mayores a otros relevantes estadistas de trayectoria más que reconocida. Así como ha dado paso al CNI y al menoscabo de la monarquía a su vicepresidente, ha decidido que Arnaldo Otegi era el nombre perfecto para iniciar la tarea inmensa de «democratizar España». Con esas palabras ha traducido Otegi el precio de sus votos para Pedro. Lo que quiere Bildu es llevar de la mano a los españoles descarriados para que, cuarenta años después, descubran una nueva democracia. Lo dice y se queda tan pancho. Él, Arnaldo. Por si fuera poco, añade que su apoyo a las cuentas traerá consigo la república vasca. Será la primera piedra para el advenimiento de dicha república.

Y faltaba el tercero en concordia. Dicen que la tríada es una lesión de gravedad para un futbolista. Pues España está sufriendo la tríada, porque el tercero que completa el daño es Gabriel Rufián, quien ha decidido que sus diputados cuestan la armonización fiscal de España. Quiere arreglar la desfeita independentista con la que han llevado a la ruina a Cataluña anulando las ventajas fiscales a los hijos de los gallegos. Adiós a los beneficios del impuestos de sucesiones para un señor de A Laracha, por orden de ERC.

No sé por qué hay gente que se preocupa de la situación en la que estamos. No entiendo cómo hasta Felipe González puede poner el grito en el cielo, en ese cielo que está claro que Pablo Iglesias y sus socios, de seguir así, terminarán por tomar al asalto.