Vuelve a casa por Navidad

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

Alberto Valdes

28 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Movilidad en Navidades 

Quería escribir tan solo unas letras dirigidas a las comunidades autónomas con relación a las medidas de movilidad a adoptar de cara a las próximas Navidades, que ya están a la vuelta de la esquina.

Pienso, y entiendo que como yo más gente, que debería ser un acuerdo conjunto que permita desplazarse de una a otra comunidad, pero siempre libre y responsablemente.

Hay que pensar en los jóvenes que, por razones de estudios, y otros no tan jóvenes, por motivos de trabajo, están repartidos por todo el territorio nacional y que se verían «obligados» a pasar solos estas fiestas tan familiares para todos los españoles.

¿Va a ser difícil o imposible desplazarse por el territorio nacional? No me parece lógico ni justo. Después de todo lo que estamos pasando, muchos en soledad por estar fuera de su casa, pienso que -estos más que nadie- nos merecemos el poder pasar las Navidades en familia, respetando las restricciones de cada territorio.

Evitemos, en la medida de lo posible, que nadie tenga que pasar la Navidad en soledad y menos después de las medidas restrictivas. Porque debido a los cierres perimetrales, muchas personas llevan meses sin ver a sus familias. Espero haberme expresado bien y dar a conocer la preocupación y el sentir de muchos ciudadanos que se encuentran en esta situación. Asun García-Lastra Núñez. Ferrol.

 Y ahora, ¿qué hago?

Creo que no soy la única persona cuando digo que en estos momentos estoy teniendo una crisis existencial profunda.

Me explico: como estudiante observo que existe un camino pautado en el que cada vez somos más los que circulamos. Empezando el Bachillerato o grado superior hasta la incorporación a la universidad, donde nos esperan 4 años de calma sin tener que tomar decisiones trascendentales. Una vez acabado este período básico de formación -así lo considero-, llega ante mi un mar de dudas, en las que surgen preguntas como las siguientes: ¿Me incorporo a trabajar? ¿En qué sector me especializo? ¿Quiero seguir estudiando? ¿Qué máster escojo? ¿Y si me equivoco? Todas estas cuestiones se podrían resumir en una: ¿Y ahora qué se supone que he de hacer?

He estado tan acostumbrada a seguir el rebaño de ovejas, que cuando ha llegado el momento de la verdad, me siento abrumada como muchos tantos otros colegas. Mi conclusión es que no hay una única respuesta válida. Y para todos aquellos jóvenes que se sienten realmente incentivados a continuar con sus estudios en estos tiempos de pandemia, cursar un máster o un posgrado en algún centro universitario de Europa puede resultar una solución alternativa al «no viajar», una oportunidad para autodescubrirse y una nueva búsqueda de motivaciones personales. Carolina Lleida.

Maradona, Messi y los símbolos

Es inevitable que ahora surjan con más fuerza que nunca las comparaciones entre Messi y Maradona en la disputa por el entorchado como mejor futbolista de todos los tiempos.

Dicho esto, expongo mi opinión al respecto. Sin lugar a dudas tanto uno como otro merecen figurar con letras de oro en los lugares de privilegio del fútbol mundial, pero hay sensibles diferencias que hacen que Diego Armando haya escalado a una instancia superior, al Olimpo de los elegidos.

Esa es, precisamente, la gran diferencia entre un extraordinario jugador de fútbol como es Lionel Messi y una deslumbrante personalidad, con un magnetismo inimaginable, como era y seguirá siendo Maradona.

Messi es, sin duda, un brillantísimo futbolista, como lo fueron Pelé, Di Stéfano, Cruyff y tantos otros, pero Maradona, además de genio del balón, ha proyectado su imagen, sin quererlo, mucho más allá del ámbito deportivo.

Este hombre, que como todos tuvo sus virtudes y defectos, será recordado y venerado siempre como uno de los grandes símbolos del deporte, y pasará a formar parte de la mitología argentina junto a personalidades arrolladoras como Eva Perón, a Juan Manuel Fangio o a Carlos Gardel, todos ellos inolvidables para la ciudadanía del mundo entero. Enrique Stuyck. Madrid.