¿Por qué le cuesta tanto a Trump asumir la derrota?

María Consuelo Vilasánchez Muñoz EN LÍNEA

OPINIÓN

KEVIN DIETSCH / POOL

25 nov 2020 . Actualizado a las 08:44 h.

A raíz de la derrota de Trump en las elecciones y su pataleta ante la misma, además de su empeño en negar la realidad, el resto del mundo se pregunta por qué a este señor le cuesta tantísimo aceptarlo.

¿Tiene que ver con su tipo de personalidad? Indudablemente, la respuesta es sí. Un tipo de personalidad que concuerda con un trastorno narcisista (para ser determinante habría que administrarle pruebas, por supuesto), que según el DSM-V (Manual diagnostico y estadístico de los trastornos mentales) se caracteriza por:

1.- Un patrón persistente de grandiosidad y necesidad de adulación.

2.- Un sentido exagerado e infundado de su grandeza.

3.- Absorto en fantasías de logros ilimitados, influencia, poder, inteligencia, belleza o amor perfecto.

4.- Creencia de que son especiales y únicos y que solo deben asociarse con personas del más alto nivel o especiales.

5.- Necesidad de ser admirado incondicionalmente.

6.- Un sentido del derecho.

7.- Explotación de los demás para lograr sus propios fines.

8.- Una falta de empatía.

9.- Envidia hacia los otros y cree que otros lo envidian.

10.- Actitudes arrogantes y soberbias.

Las personas con este trastorno sobreestiman su valor, creyéndose únicos y especiales, muy por encima del resto, por lo que aparece el efecto de disonancia cognitiva en ellos. Festinger definió la disonancia cognitiva como «el conflicto que puede generarse en una persona cuando sus creencias, actitudes y conducta se contradicen».

En el caso de Trump, al tener una idea muy sobrevalorada sobre sí mismo y un ego exagerado, encontramos la clave de por qué cree que los resultados han sido «amañados» o hay trampa, ya que sus creencias sobre sí mismo son incompatibles con su derrota en las elecciones. De lo contrario, tendría que asumir una realidad para la que no está ni dispuesto ni preparado a aceptar.

Esto también nos explica cómo al común de las personas nos cuesta menos admitir errores, ya que no disponemos de un ego tan inflado y «aceptamos que podemos equivocarnos». Démonos cuenta de que los narcisistas viven en su propio mundo, un mundo en el que ellos son los protagonistas y nadie puede hacerles sombra, ya que nadie es, ni por asomo, «tan bueno como yo». Por lo tanto gestionar cualquier derrota no es compatible con un fallo interno de ellos.

Por último, les dejo estas preguntas para la reflexión: ¿cuánta gente en puestos importantes hay compatibles con este trastorno? ¿Y en nuestro entorno?