Ola de delincuencia: la Policía está preparada

Roberto González Rodríguez SECRETARIO FEDERAL TERRITORIAL DEL SINDICATO UNIFICADO DE POLICIA

OPINIÓN

08 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No es necesario recurrir a ningún estudio oficial para detectar que la preocupación principal, tanto individual como colectiva, desde el pasado mes de marzo, es el coronavirus. La alerta sanitaria ha cambiado nuestra forma de vida, la manera de relacionarnos, de comunicar, de compartir, de celebrar, de deplorar o de aprovechar el ocio y el tiempo libre. Este repentino proceso de cambio para el que no hemos podido prepararnos convenientemente ha afectado de forma significativa a muchos ciudadanos, que han visto agravada su salud mental, exteriorizando en algunos casos su estado con violencia doméstica o de género, insubordinación, desacato o agresiones físicas y verbales. Con este tipo de reacciones tienen que lidiar a diario los policías, trabajando también en primera línea para frenar la propagación del virus. A pesar de la falta de directrices claras de actuación y de los constantes cambios normativos, muestran su mejor cara en el servicio diario, empatizando con los requirentes y personas de bien a las que tratan de ayudar, de concienciar y también de informar. 

Entre marzo y junio, la delincuencia descendió de una forma drástica con motivo de las restricciones de movilidad y la mayor facilidad para detectar e identificar a los autores de los hechos delictivos más comunes. En el escenario actual se ha reducido también la delincuencia itinerante, gracias a los puntos de verificación que se establecen en las principales vías de entrada y salida de las grandes ciudades gallegas, pero la delincuencia y los delincuentes habituales han vuelto a recobrar el protagonismo de épocas en las que todo era normal y la reincidencia marca el día a día de las brigadas de cualquier comisaría.

Los disturbios callejeros producidos en los últimos días en varias ciudades de España nos trasladan, inevitablemente, a lo vivido en Cataluña en octubre del 2017 y el 2019. La extensión de esta violencia urbana que surge de forma espontánea, en algunos casos, y organizada, en otros, representa una nueva amenaza para la población, en un escenario en el que la crisis económica ya está causando efectos devastadores en muchos sectores y colectivos, que se agudizará en los próximos meses con la persistencia de las restricciones y con el empobrecimiento de las estructuras más vulnerables.

Estas imágenes derivan la preocupación sanitaria hacia la seguridad ciudadana, visualizando saqueos o revueltas en nuestras ciudades como forma de protesta y de demostración de la desazón general, a la que también se unen aquellos delincuentes que aprovechan cualquier excusa para acometer con violencia. La Policía está preparada para enfrentarse a ese escenario. La vocación de servicio público es su don, solo necesitan la protección y el amparo jurídico necesario por parte de las autoridades pertinentes.