Insultos
El filósofo griego Diógenes de Sínope decía: «El insulto deshonra a quien lo infiere, no a quien lo recibe». Tal vez, esta reflexión deberían aplicársela nuestros representantes políticos en las sesiones de control del Congreso, que se han convertido en un espectáculo realmente lamentable. El Gobierno, se encuentra en la obligación de no mentir; la oposición, por supuesto, tiene que ejercer como tal, dejando a un lado el desprecio generalizado y los reproches varios, evitando centrar toda su energía en menospreciar al adversario. Debería argumentar e intentar encontrar el consenso tan denostado. Juan Francisco García Casal. A Coruña.
Los abuelos
Mi abuelo está en una residencia en un ayuntamiento sin restricciones. Una resolución de la Xunta permite una visita al día de una hora -7 visitas a la semana, de lunes a domingo- en los lugares en los que no hay restricciones. Las residencias no informan de nada y solo dejan dos visitas a la semana, para reducir personal. Nadie fiscaliza. Nadie las vigila a ellas. La Xunta no las sanciona, al contrario, prima los intereses privados de esas empresas en lugar del bienestar emocional de nuestros mayores.
Mi abuelo tiene alzhéimer. Espera en una silla, pero no llega nadie. No entiende qué pasa. Se consume en su soledad. Nos impiden las visitas, cuando es su derecho. La Xunta abandona a nuestros abuelos al no controlar a las residencias. Las residencias se aprovechan de la coyuntura del covid-19 para que nadie entre y las fiscalice. A mi abuelo le encantaba Aute: «presiento que tras la noche vendrá la noche más larga, quiero que no me abandones (…) al alba». Pero está abandonado. ¡Basta ya! Beatriz Iglesias. Santiago.