Si nuestra libertad está condicionada por las circunstancias, en prosa lúdica y herida me propongo redactar estas preguntas a modo condicional (como las circunstancias). Si Pedro Sánchez dijo (La Voz de Galicia 5 de julio) «Lo que tenemos que hacer es no bajar la guardia, pero disfrutar de nuestra libertad», ¿por qué se extraña de que habiendo disfrutado de la libertad, como él nos pedía, la segunda ola de la epidemia nos haya colocado de nuevo a la cabeza de lo peor del mundo en cuanto a contagiados o fallecidos por número de habitantes? ¿Por qué lo vulnera que 55 sociedades científicas que representan a 170.000 profesionales aseguren que la gestión de la crisis en España ha sido nefasta? ¿Por qué le sorprende que desde la prestigiosa revista The Lancet reclamen (La Voz de Galicia, 7 de agosto) un examen imparcial de la gestión de la crisis, arguyendo retraso en la toma de decisiones, alta movilidad poblacional, falta de coordinación entre gobierno central y las autonomías, etcétera?
Si Núñez Feijoo, entre otros, lleva seis meses reclamándole que reforme las leyes sanitarias y de seguridad para controlar la pandemia sin recurrir al estado de alarma que ha decretado el viernes en Madrid, ¿por qué no esperaba que el TSJM tumbase sus medidas restrictivas, jurídicamente insostenibles, en esa comunidad? Si Pablo Iglesias declaraba que cuando un juez pidiese responsabilidades a un alto mandatario debía dimitir, ¿por qué no ha dimitido aún cuando a él le imputan tres delitos, a Él, con el agravante de género?: digo que si Iglesias no fuese aforado ahora mismo estaría imputado por el mismo juez, de impoluta hoja de servicios, que acaba de imputar al popular Fernández Díaz. Si a Rajoy, por menos, lo echó Sánchez de Moncloa, ¿por qué no echa a Iglesias Turrión de su Gobierno? Si íbamos a crecer en V como afirmaban desde el Gobierno, ¿por qué la ciudadanía tiene la sensación de que vamos a sufrir la mayor puñalada económica de nuestra historia reciente? Si los impuestos solo se incrementarían a los ricos, ¿por qué anuncian que van a subir el IVA, que pagamos todos? Si dijo en campaña que Podemos le quitaba el sueño, ¿por qué sigue gobernando con ellos? Y por último, si Sánchez ha mentido «alguna» vez («el Gobierno reconoce que nunca existió un comité de expertos que asesorase en la desescalada», La Voz de Galicia 30 de julio), ¿alguien lo va a creer cuando afirma que creará ochocientos mil puestos de trabajo y que vendrán tiempos mejores? Tal vez ese sea el problema: ya pocos (y buenos) creen en la alta política española. Qué tragedia. Sigamos, pues, disfrutando de nuestra libertad condicional.