Antes, para no revelar la fuente, se podía recurrir a la frase: me ha dicho un pajarito que … Cuando éramos pequeños nos creíamos lo que venía a continuación, porque, sobre todo las madres, sabían todo de sus hijos, aunque quisieran disimular achacando la información a un pajarito chivato. Hoy ya no ocurre así y el adolescente rebelde actual corta de raíz a su madre: «Tú estás fumada mamá, los pajaritos no hablan».
Pese a ello, hoy los pajaritos hablan, los pajaritos de Twitter, claro. Se usa un trino, un tuit, un mensaje digital que se envía a través de la red social Twitter. Hoy se recurre al pajarito y a su limitado número de caracteres para comunicar todo tipo de cosas. Por ejemplo, un juez imputa a todo un vicepresidente del Gobierno en tres delitos. Usando trinos, la oposición pide su dimisión, de acuerdo con el código ético cacareado por el propio implicado. La esperada respuesta de este, por Twitter, debería decir: estáis locos, con lo que me ha costado llegar hasta aquí, no se me ocurre ni pensar en dimitir. Cuando el rey fue vetado por el Gobierno para asistir a un acto en Barcelona, se cruzaron informaciones pajaritiles a diestro y siniestro.
Menos hacer el ventrílocuo hablando a través de un pajarito y más dialogo, tratando de resolver problemas.