«En 3º y 4º de ESO y bachillerato no son necesarias tantas horas de clase»

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OPINIÓN

Jesús Hellín - Europa Press

12 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Vuelta a las aulas: pensemos en los adolescentes

Cuando el curso pasado se suspendieron las clases y comenzamos la educación telemática, me di cuenta de que nuestro alumnado de la ESO y bachillerato, antes del confinamiento, se pasaba muchas horas en el centro educativo que, realmente, eran horas perdidas. Grupos numerosos de adolescentes en un aula, de los que se pretendía que atendiesen a las explicaciones y que trabajasen, cuando tocaba, durante jornadas de seis horas diarias, como mínimo. Pero no se conseguía sacar el provecho deseado de todas esas horas y los profesores nos desesperábamos porque era imposible.

Y, debido a la pandemia, pasamos de todo a nada: cero horas en el centro y profesorado y alumnado volviéndose loco para poder continuar el curso: trabajos online, ejercicios online, clases online, reuniones online, abrir el correo y encontrar unos 40 correos de alumnos y padres, a los que no se les podía dejar sin una respuesta.

En medio de toda aquella locura, hubo algo que me resultó gratamente sorprendente: algunos alumnos y algunas alumnas que en clase se portaban mal (no trabajaban, no atendían a las explicaciones y molestaban constantemente con sus interrupciones), al suspenderse las clases se dirigían a mí (a través de correo electrónico y mensajes de Moodle) mostrando un interés y un respeto que no me habían mostrado nunca en clase. Parecía que habíamos pasado de ser enemigos a ser amigos. Supongo que en esa relación de tú a tú ellos también me verían de un modo diferente a cómo me veían en clase. Siempre me preocupaba por solucionar sus dudas, aunque eso supusiese dedicarle muchas horas a contestarles, y siempre les mostraba mi apoyo y mi cariño, cosa que en clase no siempre había tenido la oportunidad de hacer.

Ahora comienza un nuevo curso y vamos a volver a tener a nuestros adolescentes soportando seis horas de clase, con pequeños recreos, de las que poco provecho se va a poder sacar, ya que tendremos que estar pendientes de geles hidroalcohólicos, desinfección, mascarillas y distancias de seguridad.

¿Alguien se ha parado a pensar que nuestros adolescentes llevan seis meses sin clases presenciales y ahora se les va a exigir estar, durante largas jornadas, sentados, callados, mirando hacia delante, sin poder moverse, respetando la distancia de seguridad, bien desinfectados y, para colmo, con mascarilla en todo momento?

Esta pandemia debería haber servido para replantearnos nuestro sistema educativo, al menos, en lo que se refiere a 3º y 4º de ESO y bachillerato. No son necesarias tantas horas de clase, sino menos horas en el colegio, con grupos reducidos, que tendrían que compaginarse con trabajo hecho desde casa y controlado por el profesorado, por vía telemática, a través de buenas plataformas educativas. Mónica Lage Feal (Profesora de ESO y Bachillerato. A Coruña).

Educación no estuvo ni está a la altura

Cuando Feijoo dice que en educación «no hemos estado a la altura» es porque ha sido muy evidente el descalabro de la enseñanza pública durante el confinamiento. Tengo dos hijos de 6 y 9 años en un colegio público de Santiago, una sobrina de 7 en otro y dos sobrinos más de 6 y 8 años en otro diferente. Pues de los cuatro, ninguno recibió ni un solo minuto de docencia online/telemática por parte de sus maestros, ninguno de sus profesores se comunicó con ellos, mas allá del correo electrónico a los padres los lunes, con el listado de fichas de repaso, deberes y trabajos para que los padres (muchos trabajamos) tuviéramos más quehaceres. Eso sí, el 20 de junio con las calificaciones entregadas, nadie de los centros docentes ni de la Consellería de Educación pensó en el covid, ni en adaptación de espacios, ni en medidas a tomar, ni en elaboración de planes... Tal y como hicieron el pequeño comercio, la hostelería, las grandes superficies o los sanitarios. No, la enseñanza, después de tres meses parada, se fue de vacaciones junio, julio y agosto.

En septiembre han vuelto y nos plantean una huelga el día que empiezan las clases, retrasos en inicio del curso por no estar preparados con la «seguridad» necesaria, niños a los que al día siguiente de comenzar el cole les dicen que les van a cambiar de aula porque se hacen nuevos grupos, avisos a los padres el día 9 o 10 de nuevas normas, cierre de zonas comunes donde ubicarán nuevas clases a partir del dia 14, compra de material ( hidrogel para la mochila , hidrogel para la riñonera que tiene que colgarse en el recreo, hidrogel para la mesa, bolsas para tirar mascarillas rotas, bolsas para guardar mascarillas no rotas...). Todo improvisaciones.

Después de más de seis meses de pandemia es inaceptable escuchar que la enseñanza pública no está preparada. Los únicos perjudicados son nuestros menores, que siguen perdiendo formación y oportunidades de aprendizaje. Carmen Díaz. Ames.