Ni la sanidad ni la educación son las mejores del mundo
No tenemos la mejor sanidad (ni educación) del mundo. Tenemos a los mejores profesionales del mundo, pero no tenemos la mejor Sanidad del mundo. Así lo corrobora la contención de la pandemia en Reino Unido, que en un principio optó por la inmunidad de rebaño y, cuando los casos se dispararon, la robustez del sistema sanitario logró contener la expansión vírica. En España, seis meses después, seguimos igual. Igual de mal, quiero decir. Pues las plantillas no se han reforzado y seguimos exprimiendo a unos profesionales mermados y, en muchos casos, agotados. Desaparecidos, en el caso de la atención primaria. Nadie al otro lado del teléfono; médicos a los que no se puede solicitar cita online: «póngase en contacto con su centro de salud», pero el teléfono comunica y al final, uno tiene que pedir una cita (telefónica) de forma presencial. De perogrullo.
Tanto como profesora y como madre, siento que la educación es otro de los pilares del Estado del bienestar que han sido cuestionados y maltratados por la gestión de la pandemia. Al ámbito educativo las medidas llegan tarde, y con una buena dosis de improvisación. Da la impresión de que los asesores del Gobierno no han pisado un centro educativo desde la adolescencia. Carmen Vallejo. Redondela.
¡Desglobalicémonos!
Demos la media vuelta y sigamos progresando. Cambiemos las empresas multimillonarias por otras que muevan solo un millón. En momentos como este, en los que se nos va la vida, luchemos por los nuevos retos aprovechando el último logro social positivo para los trabajadores, el teletrabajo bien regulado. Con él, recuperaremos los pueblos abandonados, las escuelas, el comercio de proximidad. Las ferias y los mercadillos tradicionales, son un canal propio de distribución comercial, el más idóneo e imprescindible en una situación como esta. Ferias y mercadillos con todos sus actores legales, debidamente identificados, cumpliendo todas las normas sanitarias, que paguen los impuestos correspondientes. El comercio ambulante es futuro. Iago Vázquez. A Cañiza.