España con los niños no es Corea del Norte, pero?

Jorge Quindimil EN LÍNEA

OPINIÓN

Francisco Guasco

01 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte, para los amigos) desarrolla una «política de promoción del amor a los niños practicada por el líder supremo Kim Jong Un, que ama a los niños sobre todas las cosas y no escatima ningún esfuerzo a su favor». Así lo afirma, sin rubor, la propia Corea del Norte en su informe ante el Comité de Derechos del Niño de la ONU en 2016. Entre las macabras formas que tiene el líder supremo norcoreano de expresar amor a los niños se encuentran el trabajo infantil o el internamiento sistemático de niños discapacitados. Por suerte, España no es Corea del Norte, pero estamos muy lejos de una protección adecuada de nuestra infancia.

Les pongo un caso real que está ocurriendo ahora mismo en Galicia. Los padres de una niña de cinco años agredida sexualmente acuden con ella a la pediatra, que confirma la agresión. La pediatra da traslado del informe a servicios sociales y a fiscalía. ¿Cómo creen que deberían actuar las autoridades ante una agresión sexual a una niña? Imagino que responderán que la actuación deberá ser inmediata e implacable. Sin embargo, hay países en los que transcurren semanas sin que las autoridades tomen medidas, sin que ni siquiera se tome declaración ni a la víctima ni al agresor. Entre esos países está España, como señaló el Comité de Derechos del Niño de la ONU en su último informe del 2018 y como evidencia el caso de autos. Tras varias semanas, los padres no saben nada de las autoridades, han puesto el caso en manos de un abogado y a la niña en manos de una psicóloga infantil. El agresor sigue viviendo a escasos metros de la niña y en libertad para poder volver a atacar.

La Cumbre Mundial de la Infancia de 1990 afirmó que «no hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, la civilización humana». Ese mismo año, España ratificaba la Convención sobre los derechos del niño de Naciones Unidas. Treinta años después, los niños siguen sin ser una prioridad en nuestro país. España no es Corea del Norte, pero no sirve de consuelo.